Un daño multimillonario del todo o nada
Por Arismendi Díaz Santana
Quienes apuestan intransigentemente al “todo o nada” en la práctica persiguen el fracaso del sistema de capitalización para justifica por default al sistema de reparto. A mediados del 2019 el senador José Rafael Vargas presidente de la Comisión de Seguridad Social del Senado convocó a consultas para modificar la comisión de las AFP.
La Ley 87-01 estableció una comisión muy original en América Latina: cuando el afiliado gana más, la AFP gana hasta un 30% sólo de la diferencia. Pero si el afiliado pierde, también perdería la AFP. A pesar de esta lógica de ganar-ganar, el presidente Danilo Medina envió un proyecto de Ley para que las AFP ganaran más aunque el afiliado perdiera. La propuesta establecía una comisión del 1.4% anual sobre el fondo acumulado a partir del 2020, bajando un 0.05% anual hasta el 0.85% en el 2030. Exactamente un traje a la medida de las AFP.
En dicha Comisión demostré con cálculos precisos que ese cambio sólo beneficiaría a las AFP, con grandes perjuicios para los trabajadores. Que lejos de reducir la comisión de las AFP, la cuadruplicaría en solo 11 años, lesionando el legítimo derecho de los trabajadores dominicanos. Que las AFP recibirían RD$53,600 millones más de lo que percibirían de mantenerse el esquema actual.
Además, que contrario a la afirmación de los técnicos y voceros oficiales, la propuesta del Poder Ejecutivo no disminuye la comisión, ya que la reducción gradual del porcentaje de la comisión de las AFP equivaldría a un 3.57% en el 2021 y sólo un 5.55% en el 2030, mientras que el saldo administrado continuará creciendo entre un 20% y un 18% acumulativo anual durante el mismo período.
Durante más de medio año que duró ese proceso, critiqué abiertamente la posición de la Asociación Dominicana de Administradoras de Fondos de Pensiones (ADAFP) y de Ramón Contreras, el super de la SIPEN. Además, cuestioné los cálculos del Lic. Juan Ariel Jiménez, entonces viceministro de la Presidencia, quien amablemente aceptó revisarlos en dos reuniones que tuvimos en el Palacio Nacional y otra en la PUCMM.
En mi afán por evitar ese enorme daño a los afiliados, y con el apoyo del Ing. Rafael Lamarche, le propuse a Matías Bosch de la Fundación Juan Bosch, a través de Airon Fernández Gil el rechazo conjunto del proyecto. Además, nos reunimos con Pepe Abreu con el mismo propósito. Todos esos esfuerzos fueron en vano porque no existía el menor interés de reducir la comisión para aliviar la pesada carga contra los trabajadores. El juego del “todo o nada” perseguía abortar al sistema, en la práctica contribuyendo a consolidarlo.
En una carta memorable al senador Vargas del 14 de mayo del 2019, sintetizamos la magnitud del daño del cambio de la estructura de la comisión de las AFP
“Los cálculos de los técnicos indican que, con el nuevo esquema propuesto, y sólo incrementando en 350,000 la cobertura de los nuevos afiliados (apenas el 63% del 90% que es la meta oficial), las AFP recibirían RD$53,600 millones más de lo que percibirían, de mantenerse el esquema actual. Este resultado confirma plenamente lo señalado en mi exposición ante la Comisión y las estimaciones de otros técnicos calificados sobre la materia, señalando que la propuesta sólo beneficia a las AFP a costa de los afiliados”.
Tan sólidos resultaron nuestros argumentos y las críticas sensatas de varios profesionales calificados y de la opinión pública, que finalmente la Ley 13-20 aprobada redujo la comisión inicial del 1.4% al 1.2%, bajando el límite del 0.85% en el 2030 a solo el 0.75% al 2029. Invito a leer la carta citada y mi exposición final en el Senado copiando estos links.
No pudimos rechazar el proyecto, pero al menos logramos un daño menor, el cual se ha traducido en una economía de miles de millones de pesos a favor de los trabajadores dominicanos. A pesar de estos resultados y de mi constante crítica a las altas comisiones de las AFP durante más de dos décadas, todavía Matías Bosch y otros radicales me acusan de “defender a las AFP a capa y espada”. A la luz de estas evidencias, ¿Quién en realidad sirve a las AFP?
Acento