Un documental recuerda al «estoico» Bebo Valdés 10 años después de su muerte
Miami, 21 feb (EFE).- El pianista, compositor y arreglista cubano Bebo Valdés (1918-2013), ganador de nueve premios Grammy y Latin Grammy después de 30 años casi en el anonimato, «la pasó muy mal» en el exilio, pero nunca perdió su disciplina «estoica» y el respeto por sí mismo, dice a EFE Ricardo Bacallao, autor del documental «Bebo».
El documental, coproducido por ArtesMiami y la empresaria miamense Aida Levitan se estrenará el 7 de marzo en el Miami International Film Festival con presencia de Bacallao, quien, al igual que lo fue el músico de Quivicán, es afrocubano y exiliado.
«Bebo», que se estrena casi en coincidencia con el décimo aniversario de la muerte del pianista, que se cumplirá el 22 de marzo de este año, contiene imágenes inéditas de Valdés, una figura importante en la música y el jazz cubano que en 1960 dejó su país por oposición al castrismo y nunca más regresó.
«Bebo» reúne el testimonio de tres hijos y otros tantos nietos del pianista, de los amigos que hizo en Suecia, donde vivió desde 1963, como el diácono católico Pancho Chin A Loi, que dejó la música por la fe, y del famoso saxofonista Paquito D’Rivera, quien puso a Valdés de nuevo en la escena musical.
UN CUBANO «EN TIERRAS FRÍAS»
Bacallao, radicado en «tierras frías» como «Bebo», pues vive en Berlín, hizo en 2020 una primera versión del documental, a la que después incorporó nuevos materiales, como las grabaciones de la única entrevista televisiva que le hicieron a Valdés en Suecia.
Se transmitió en 2005, cuando «Bebo» ya había alcanzado el éxito internacional especialmente gracias al álbum «Lágrimas negras» con el cantaor flamenco Diego El Cigala.
La periodista Stina Dabrowski, muy conocida en Suecia, propuso la entrevista con Bebo al canal donde trabajaba y le dijeron que no interesaba, pero insistió y le dijeron que si ella pagaba la producción, la emitirían y así fue como se hizo, dice el cineasta, que accedió al material grabado que no salió al aire.
«Bebo hizo de todo en Suecia, desde limpiar pisos a tocar en un piano bar», señala el cineasta, quien se ha propuesto que en el país escandinavo se reconozca por fin la valía artística de aquel cubano alto y de manos grandes que se enamoró de la sueca Rose Marie Pehrson, con quien tuvo dos hijos, Raymond y Rickard.
UNA COMUNIDAD DESPERDIGADA Y RESISTENTE
Pero la gran «misión» de Bacallao es, según dice a EFE, «documentar el exilio cubano, la diáspora cubana, o sea esa comunidad desperdigada por el mundo».
«Estoy seguro de que hay mucha gente de la que nadie sabe que fueron tremendos en lo suyo. Esa persona puede fallecer y nadie documentarlo», subraya el cineasta, quien ya terminó otro documental, este sobre seis mujeres cubanas que han triunfado en distintas facetas artísticas en EE.UU.
La primera vez que Bacallao supo de Bebo Valdés fue por la película «Calle 54», del español Fernando Trueba, allá por el año 2000 o 2001, y la idea del documental surgió después de que en 2019 le encargarán filmar un concierto de Emilio Valdés en homenaje a su abuelo «Bebo» en Nueva Jersey.
Emilio, hijo del jazzista Chucho Valdés, uno de los hijos que Bebo dejó en Cuba cuando se exilió, habla de su abuelo ante la cámara de Bacallao, como lo hacen los hijos suecos, uno de ellos pianista de formación y otro psiquiatra.
«La vida de Bebo Valdés fue algo de resistencia, digámoslo así», señala el cineasta.
Cuando lo llamó Paquito D’Rivera, cuyo padre había sido muy amigo suyo, Valdés estaba retirado aunque practicaba en el piano todos los días y llevaba 34 años sin grabar.
«Estaba ninguneado, bastante olvidado, pero nunca dejó de tocar», dice Bacallao, quien rastreó también los trabajos como arreglista que hizo Valdés en Suecia para una orquesta que tocaba música cubana y tenía como cantante a María Llerena.
«Tenía un respeto por sí mismo, eso es lo más importante, y un nivel de disciplina estoico. Se daba su lugar», asevera Bacallao de Dionisio Ramón Emilio Valdés Amaro, conocido como Bebo Valdés.
El cineasta señala que «Bebo» de alguna manera fue víctima en Suecia de la tolerancia hacia la «dictadura» cubana que se siente en muchos países. «Hay un doble estándar, una hipocresía asombrosa de la izquierda mundial», señala.
Realizador de cortos como «Mondongo Cubano» y «The Maji-Maji Readings» y de largometrajes como «The Uncle’s Request», Bacallao dice que «Bebo» es su tributo a un «gran músico» por su «dedicación e integridad», pero también una metáfora de la «fragmentada familia cubana esparcida por el mundo».
Ana Mengotti