Una asesora en sujetador y salud dice que escoger “el adecuado” pone coto a las patologías

Ana Martínez

Santiago de Compostela, 16 Nov.- Muchas mujeres no llevan la talla adecuada de sujetador, lo que puede suponer el desarrollo de diferentes patologías mamarias, y otras tantas creen que sus aros son perjudiciales o que dormir con él puesto de noche es muy conveniente, cuenta a EFE Bego Bermúdez, que presta asesoramiento en la función de esta prenda interior femenina en la salud si se escoge “el adecuado”.

“Es algo muy desconocido, como también lo es el órgano al que va, que es el pecho. Tenemos que empezar a saber qué es lo que necesita el nuestro para comenzar a poner el sostén correctamente, porque es el que nos va a cuidar la glándula mamaria”, sostiene esta mujer, que trabaja con médicos en Galicia, Castilla y León y otras comunidades.

“Hay un sujetador para cada mujer”

Tuvo una tienda de corsetería al uso y en ella se dio cuenta de que “todo el mundo” tiraba por lo mismo, “sin tener el mismo cuerpo ni la misma mama”, por lo que pensó que “había algo que no funcionaba”. Empezó entonces su investigación, en la que concluyó que “hay un sujetador para cada mujer”.

No es un comentario baladí, insiste.

En su día, viajó a Francia y comprobó que allí “era otro mundo”, porque había “más tallaje, modelos y fabricantes”. Se fue metiendo como una “culebrilla”, recuerda, para aprender “sobre la parte técnica”, los tipos de aro, tejidos y copas. Después puso en práctica en su negocio todos los conocimientos adquiridos.

Bego Bermúdez, presta asesoramiento en la función del sujetador en la salud si se escoge "el adecuado".
Bego Bermúdez, presta asesoramiento en la función del sujetador en la salud si se escoge “el adecuado”. EFE/Cabalar

“La sorpresa fue que al llevar el sujetador apropiado, había cambios. Mucha gente venía y me decía que se encontraba mejor de la espalda, del aparato digestivo, que ya no iba tanto al podólogo, al fisio… Así que empecé a ser consciente de que el sujetador nos ayuda mucho a nivel salud, al ir equilibrado el peso. Me enganché por eso, porque vi que era salud”.

Se detiene Bermúdez en la importancia de que vaya bien colocado y en la sujeción que, detalla, va en función de lo que cambie el cuerpo de cada una.

“El sujetador manda señales que hay que interpretar”, puntualiza.

Con los “bulos” se exaspera. En su enumeración, trae a colación uno “muy manido”, el de que el pecho “tiene que doler antes de que venga la regla”. “No. Y si pasa, es porque no le damos el aporte que necesita de sujeción y drenaje. Si esto lo dejamos en el tiempo, cuando hay una inflamación lo más suave que puede aparecer es una mastitis”, ahonda.

Los aros en el sujetador

Respecto a los aros, no entiende las falsas creencias. “¡Si son maravillosos!”, exclama, y remarca que es una “pelea” que tiene. Quien diga lo contrario debería concretar, en su opinión, el porqué.

“Los aros elevan un poco más, nos ayudan a drenar mejor y moldean. La grasa se moldea como la plastilina. Pero, ojo, también los aros desmoldean si no se ponen donde se debe. La mama debe ir compacta y juntita”.

Dormir con sujetador, no lo comprende en absoluto. “El sujetador tiene que sujetar, y durmiendo no hay nada que sujetar”, resume.

Y ya en cuanto al lavado, hace hincapié en que no es mejor a mano, porque “lo destrozamos más”, de ahí que sea preferible siempre la lavadora.

Una mujer toca un sujetador en una tienda
Una mujer toca un sujetador en una tienda. EFE/Andy Rain.

Más allá de eso, echa por tierra la convicción de que una mama pequeña no tiene problemas. “No. No cuidamos la piel blanca igual que una morena, ni un cabello liso igual que uno rizo, pero se cuidan ambos. Pues la pequeña es justo la que más patologías tiene por la tendencia a poner cualquier cosa, al no tener peso. Y una copa que no cubra bien o un aro mal colocado, va a la glándula mamaria”, observa.

Ve mucho miedo en general a preguntar. “Y tenemos que saber nuestras características. Una mujer con poco volumen necesita ayuda, una mujer con gran volumen necesita ayuda. Si hay una enfermedad, mucho más, porque no vale cualquier sujetador”, asegura Bermúdez.

“Se venden como camisetas”, agrega, y, a su juicio, este no es el camino. “La parte técnica la tiene que saber la persona que vende, saber cuál le va a cada una por la forma y volumen. Pero las tiendas tienen cinco modelos y cuatro tallas. Te dicen ‘esto es lo que hay’, y no, ‘esto es lo que tú tienes’. La gente adapta. Trata de encajar. Encuentro con el mismo modelo a madre, hija, cuñada, abuela y a la vecina; con diferente talla, pero el mismo modelo”.

Por ello, reitera que “hay un sujetador para cada mujer” y éste “debe ir con las medidas de la estructura corporal y de las mamas”.
“No todas somos iguales”, zanja.

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