¿Una educación de calidad sin recursos y sin maestros?

Jesús De la Rosa

Entre los días 18 y 22 de noviembre de 1996 se llevó a cabo en La Habana, Cuba, una Conferencia Regional sobre Políticas y Estrategias para la Transformación de la Educación Superior en la América Española y en la Región del Caribe.

La convocatoria de dicho magno evento había sido dispuesta por la UNESCO como instancia preparatoria de la Conferencia Mundial sobre Educación Superior que dicha organización se proponía realizar en el segundo semestre de 1998. Sus propósitos (los de la UNESCO) fueron definir los principios orientadores de la transformación de la educación postsecundaria y la elaboración de un plan de acción que permitiera a este nivel educativo “mejorar la pertinencia y la calidad de sus funciones de docencia, investigación y extensión, ofreciendo igualdad de oportunidades a todas las personas a través de una educación permanente y sin fronteras, donde el mérito fuera el criterio básico para el acceso en el marco de una nueva concepción de la cooperación internacional”.

La organización y ejecución de dicho evento se vieron facilitados por la coexistencia e interacción de diversos factores y circunstancias del contexto y del entorno educativo.

La reunión de La Habana participamos representantes de varios países, entre quienes se encontraban ministros, autoridades de educación superior, dirigentes gremiales y otros expertos en la materia. La misma se desarrolló en una sesión plenaria inicial, cinco comisiones de análisis y propuestas, y una sesión plenaria de clausura.

Regresamos de allí convencidos de que las universidades debían mantener su carácter de instituciones autónomas con el fin de atender las necesidades educativas del mundo contemporáneo.

Todo esto requería y requiere que las instituciones de educación superior mantengan una clara independencia política, ética y científica; y que conserven el control de su presupuesto, pudiendo orientar sus gastos hacia el cumplimiento de su misión, en función de decisiones y prioridades tomadas con base en los principios de autonomía y libertad de cátedra.

Convencidos estamos que la democracia exige la creación de un sistema que combine la libertad de crear, enseñar y aprender libremente, “con la 0bligación de rendir cuentas de los objetivos trazados”

El sistema dominicano de instituciones de educación superior se ha transformado de manera significativa en los últimos sesenta años. Su población estudiantil ha aumentado considerablemente; hay una diversidad de instituciones del género con fines y funciones variadas.

En RD el sistema de instituciones de educación superior se ha transformado

En últimos 70 años aumentó en forma considerable su población estudiantil

Hay diversidad de instituciones del género con funciones variadas

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