Una mexicana que mató a hombre que la violó es sentenciada a seis años de prisión
CIUDAD DE MÉXICO (AGENCIAS) 17 MAYO — Una mexicana que mató a un hombre al defenderse cuando la atacó y la violó en 2021 fue sentenciada a más de seis años en prisión, una decisión que su abogado calificó de “discriminatoria” y prometió que apelará.
El fallo contra Roxana Ruiz provocó molestia entre los expertos y grupos feministas, que afirmaron que pone de manifiesto la profundidad de la violencia de género y el escaso historial de México a la hora de llevar ante la justicia a los autores de violencia sexual.
“Sería un mal precedente si este fallo de condena subsistiera. Está dando un mensaje a las mujeres de que sabes que la ley autoriza que te defiendas, pero hasta cierto límite”, expresó Ángel Carrera, abogado de Ruiz. “Te violaron sexualmente, pero no tenías derecho a hacer nada”.
The Associated Press generalmente no nombra a las víctimas de abusos sexuales, pero Ruiz dio su autorización para ser identificada y participa en manifestaciones públicas encabezadas por activistas que la apoyan.
Aunque el tribunal del Estado de México determinó el lunes que Ruiz había sido violada, falló que la joven de 23 años de edad era culpable de homicidio con un uso excesivo de defensa legítima, añadiendo que golpear al hombre en la cabeza habría sido suficiente para defenderse. Ruiz también recibió la orden de pagar más de 16.000 dólares en daños a la familia del hombre que la violó.
En mayo de 2021, Ruiz trabajaba vendiendo papas a la francesa en Nezahualcóyotl, uno de 11 municipios del Estado de México bajo una alerta de género por feminicidios y otra por desapariciones forzadas de mujeres.
Mientras tomaba una cerveza con una amiga, Ruiz —una mujer indígena mixteca y madre soltera oriunda del estado de Oaxaca— conoció a un hombre que había visto en el vecindario. Después de salir, él le ofreció acompañarla a su casa y posteriormente le pidió quedarse a pasar la noche porque era tarde y estaba lejos de su hogar.
Ruiz accedió dejarlo quedarse a dormir en un colchón sobre el piso, pero mientras dormía, el hombre se subió a su cama, le arrancó la ropa y la violó, de acuerdo con el equipo legal de Ruiz. La mujer empezó a defenderse, golpeándolo en la nariz. Él amenazó con matarla y, en la lucha por liberarse, ella lo mató en defensa propia.
En un ataque de pánico, Ruiz puso el cuerpo del hombre en una bolsa y lo arrastró hasta la calle, donde la detuvieron unos policías que pasaban por allí.
A pesar de decirle a la policía que había sido violada, Carrera dijo que nunca le realizaron un examen forense, un paso crucial en el procedimiento de los casos de violencia sexual. En lugar de eso, un agente respondió que probablemente al principio quería tener relaciones sexuales con el hombre y que luego cambió de parecer, de acuerdo con el abogado.
“Me arrepiento de lo que hice, pero de no haberlo hecho, yo sería hoy la muerta”, comentó Ruiz a la AP en una entrevista el año pasado. “Es evidente que el Estado nos quiere calladas, nos quiere sumisas, nos quiere encerradas, nos quiere muertas”, añadió.
Grupos defensores de los derechos de las mujeres han acusado reiteradamente a las autoridades mexicanas de revictimizar a las supervivientes y de no juzgar los casos con perspectiva de género.
Ruiz pasó nueve meses en prisión bajo cargos de homicidio por uso excesivo de legítima defensa, y finalmente fue liberada a la espera de su juicio.
Cerca de la mitad de las mujeres mexicanas han sufrido violencia sexual en su vida, de acuerdo con datos el gobierno.
En 2022, el gobierno mexicano registró un total de 3.754 mujeres, un promedio de 10 al día, que fueron asesinadas intencionalmente, lo que supone un aumento significativo respecto al año anterior. Sólo un tercio fueron investigados como feminicidios.
Es probable que esa cifra sea sólo una fracción del número real, debido al aumento de las desapariciones y a la falta de denuncias de violencia en el país.
Angélica Ospina, investigadora de género de International Crisis Group en México, dice que le preocupa que la sentencia pueda empoderar a los victimarios y desalentar a las mujeres a denunciar la violencia de género o a defenderse.
El caso expone lo “normalizada” que está la violencia de género en México y en otras partes de América Latina, comenta Ospina.
“Cuando una mujer se defiende, el sistema es particularmente eficiente en procesarla y sentenciarla, sin tener en cuenta las condiciones en que ella asesinó a este muchacho”, añade Ospina.
En tanto, afuera del tribunal, mujeres sostenían letreros y gritaban “¡Justicia!”. Ruiz, entre lágrimas, estaba de pie entre la multitud, agradeciendo a los grupos feministas y a las mujeres que la han apoyado durante el proceso judicial de años.
Ante la multitud, Ruiz envió un mensaje a hijo de 4 años de edad. “A mi hijo, que espero volverlo a ver y seguir con él, y ser yo quien lo vea crecer”, expresó.