Una prueba de ADN para salvar la nacionalidad
Cristian D. Cabrera
Una oportunidad de oro fue desaprovechada para cortar de raíz un mal que con frecuencia se da en territorio dominicano, se trata de la reciente aprobación de la Ley orgánica de actos del Estado Civil, espacio perfecto para incluir un apartado que limitara una mafia que se ha desarrollado en nuestro país con la venta de nacionalidad.
El problema consiste en que a cambio de dinero, malos dominicanos declaran falsamente como suyos hijos de haitianas, adquiriendo ipso facto la nacionalidad, haciendo uso del ius sanguinis previsto en el artículo 18 de la Constitución Dominicana, al señalar que son dominicanos “Los hijos e hijas de madre o padre dominicanos”.
Bastaría con realizar pruebas de ADN a los padres declarantes y sus declarados para establecer un vínculo biológico entre ellos y garantizar con esto que no se está vendiendo la dominicanidad por cheles.
Además esto permitiría, aunque con un grado mayor de complejidad, procesar por traición a la Patria a quienes saquen provecho de ese derecho reservado en la Constitución para los dominicanos de sangre y suelo para obtener ingresos.
¿Conoce usted el grado de facilidad de esta práctica hoy? Solo se requiere acercarse a un dominicano en disposicion de violar la ley, pedirle que acompañe a una de las 37,864 haitianas que en 2022 dieron a luz en hospitales públicos (también debe hacerse en centros privados) del país, y acercarse a la unidad de la Junta Central Electoral en el centro de salud que le corresponda, declararlo como hijo suyo y listo.
Este reto requiere de una inversión por parte del Estado, que estoy seguro muchos estamos dispuestos a realizar, ya que a través del Servicio Nacional de Salud (SNS) la toma de muestra de ADN como condición para la inscripción en el registro civil dominicano sería un golpe frontal a la mafia que se ha desarrollado.
Confiemos en que esta iniciativa contará con el beneplácito de quienes administran hoy el Estado, y hagan carne lo que hasta ahora es solo verbo, defender la dominicanidad bajo cualquier circunstancia.
El autor es periodista y politólogo.