Uso de recursos públicos para alentar candidaturas no es leal
Guarionex Rosa
Que una parte de los numerosos precandidatos presidenciales del Partido Revolucionario Moderno, PRM, pongan caso al pedido del presidente Abinader desaprobando el laborantismo que llevan a cabo por todo el país, sería un éxito porque la campaña está muy avanzada.
Quizás fue un error del mandatario reunirse hace unos meses con los precandidatos en el Palacio Nacional, en un acontecimiento que no tuvo tanta dimensión y que el público nunca supo de qué se habló, o si el gobernante hizo en el momento, la advertencia de la semana pasada.
Abinader tiene que estar consciente de que tantos aspirantes presidenciales para las elecciones del 2028 que han puesto en actividad movimientos para alentar las candidaturas, sería con el paso del tiempo un aliciente para la oposición y a que violen lo que dispone la JCE.
El presidente tendría que comprender también que el uso de los recursos del estado para impulsar las precandidaturas no es leal con los reclamos que ha hecho de que la corrupción no será permitida en su régimen. Tampoco con el mínimo respeto a la oposición.
Quizás algunos de los precandidatos que tienen bien agarrados sus puestos en el estado podrían creer que el presidente llena las apariencias, mientras celebra reuniones bien publicitadas con los ex presidente para tratar el problema de Haití, compartiendo informaciones.
Cuando la vicepresidenta Raquel Peña se lanzó en lo que pareció un desahogo a destiempo mostrando un afán inesperado por ascender las escalinatas del Palacio Nacional en agosto del 2028, no pocos se sorprendieron de que, la hasta el momento la prudente política, sucumbiera a la ambición.
Ahora a ella la incluyen en la cesta. Le quitó al presidente Abinader el protagonismo de ser quien la lanzara o apoyara en su momento, de acuerdo con lo que dijeran las encuestas. Ella olvidó que la posición vicepresidencial la única vocación que tiene es sustituir al presidente.
Sabio por su linaje familiar, el aspirante Yayo Sanz Lovatón, director general de Aduanas, una institución que ha dinamizado más que sus antecesores con la excepción de Miguel Cocco, acogió de buena gana el consejo presidencial, que podría envolver una amenaza de despido.
Con una visión cínica sobre la manera en que actíúan los gobernantes luego de los largos años de la era balaguerista, muchos que oyeron al presidente decir que “quien quiera campaña tendrá que salir del gobierno”, podrían pensar que hasta el mismo gobernante tendría sus dudas.
Esos cínicos pretenderán que el presidente Abinader tendrá su banquito de recursos humanos para cuando lo crea, según todos los informes que tiene de lo que están gastando los aspirantes presidenciales de su partido y actuará por decreto dejándolos en libertad de seguir adelante sin ayuda oficial.
Durante el régimen de Balaguer, de 22 años, los funcionarios se le acercaban y le decían que querían publicitar sus aspiraciones, no ya a la Presidencia, sino a la Vicepresidencia, que sería la manera sutil, de insinuarse como herederos de un político ciego, sordo confeso y eterno aspirante.
Comenzando con la rebelión del entonces vicepresidente Francisco Augusto Lora en 1968, elegido junto a Balaguer en 1966, y quien lo enfrentó en 1970 al frente de un partido antirreeleccionista, el político fracasó y terminó sus días en la vida pública como embajador en Washington, nombrado por el presidente Antonio Guzmán.
Del lado opositor, el doctor Fernández, quien como el otro ex presidente, Danilo Medina, han estado en las reuniones de los ex presidentes sobre el tema haitiano, se encuentran reorganizando sus partidos para la contienda que dista tres años. El otro ex presidente, Hipólito Mejía ya lanzó hace tiempo la consigna de que su hija, Carolina Mejía de Garrigó correrá en los comicios del 2028. La advertencia de Abinader no la perturba porque la alcaldía tiene su presupuesto y fue elegida por 4 años.
Listín Diario