Venezuela al borde del abismo?: Tensión política ante la toma de posesión de Maduro y el desafío de González Urrutía
Caracas, Venezuela, 14 diciembre (Agencias). – El panorama político en Venezuela se encuentra al borde de una crisis sin precedentes mientras se aproxima la fecha del 10 de enero, marcada para la toma de posesión de Nicolás Maduro.
Este controvertido acto ha provocado un clima de incertidumbre y confrontación, especialmente tras las declaraciones de Edmundo González Urrutía, quien asegura haber ganado las elecciones del 28 de julio con un 70% de los votos y sostiene que jurará como presidente en Caracas antes de esa fecha.
El régimen de Nicolás Maduro ha rechazado categóricamente las afirmaciones de González Urrutía, calificándolo de «usurpador» y «títere de intereses extranjeros».
En un discurso reciente, Maduro advirtió que cualquier intento de juramentación fuera de los canales oficiales será considerado como un acto de sedición y «pagará las consecuencias según las leyes venezolanas».
Estas palabras han sido interpretadas como una amenaza directa, generando temores de posibles represalias violentas por parte de las fuerzas de seguridad del Estado, conocidas por su firme lealtad al régimen.
El gobierno de Maduro, ampliamente señalado por la comunidad internacional como responsable de violaciones a los derechos humanos y de un colapso institucional, ha mantenido el control de las instituciones clave, incluyendo el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), que validó los resultados electorales del 28 de julio.
Para Maduro, este fallo reafirma su legitimidad en el poder, pero para muchos, representa un desconocimiento del mandato popular.
La postura internacional y el apoyo a González Urrutía
La situación se agrava con el reconocimiento oficial de González Urrutía como presidente electo por parte de Estados Unidos y varios países de la comunidad internacional, quienes consideran ilegítima la continuidad de Maduro en el poder.
Washington ha liderado las denuncias contra lo que describe como un «desacato flagrante a la voluntad del pueblo venezolano» y ha intensificado las sanciones contra altos funcionarios del régimen.
El presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, quien asumirá su mandato el 20 de enero, ha prometido una postura más firme hacia Venezuela.
Según fuentes cercanas a su equipo de transición, Trump podría implementar nuevas medidas de presión, incluyendo un bloqueo total de las exportaciones de petróleo venezolano a Estados Unidos, una acción que asfixiaría aún más a la ya debilitada economía del país.
González Urrutía, por su parte, ha reiterado que cuenta con el respaldo de gobiernos democráticos y organizaciones internacionales para asumir la presidencia.
«El pueblo venezolano ya se expresó en las urnas. Mi deber es hacer respetar esa decisión y devolverle la dignidad a nuestra nación», declaró en una reciente conferencia de prensa con medios colombianos. Aseguró además que ingresará a Caracas en los próximos días, pese a los riesgos, y convocó a sus seguidores a manifestarse pacíficamente.
El impacto en la población y el temor de un estallido social
Mientras tanto, la población venezolana observa con angustia y escepticismo el desarrollo de los acontecimientos. Después de años de hiperinflación, escasez de alimentos y medicinas, y una migración masiva, el país enfrenta una nueva ola de tensiones que amenaza con profundizar su crisis humanitaria.
Las divisiones entre quienes apoyan a Maduro y los que exigen un cambio de liderazgo generan un clima de hostilidad y temor a un enfrentamiento directo.
Organizaciones de derechos humanos han alertado sobre el riesgo de una escalada de violencia si no se encuentran soluciones diplomáticas antes del 10 de enero.
Las recientes movilizaciones en varias ciudades, tanto a favor como en contra de Maduro, han sido reprimidas en algunos casos con excesivo uso de la fuerza, según reportes de medios locales e internacionales.
La fecha del 10 de enero se perfila como un momento decisivo para el futuro de Venezuela. Si Maduro insiste en su toma de posesión y González Urrutía cumple su promesa de juramentarse como presidente, el país podría enfrentar una situación de doble poder que agravaría aún más su aislamiento internacional y la polarización interna.
La comunidad internacional ha hecho llamados al diálogo, pero las posiciones irreconciliables entre ambos bandos dificultan cualquier tipo de mediación.
Mientras tanto, el pueblo venezolano, sumido en la desesperación, espera con incertidumbre el desenlace de esta crisis política que, sin duda, marcará un antes y un después en la historia del país.