Washington endurece sanciones contra el petróleo ruso en respuesta al estancamiento de la guerra en Ucrania
WASHINGTON, 22 oct.– El Gobierno de Estados Unidos anunció este martes un nuevo paquete de sanciones contra el sector petrolero de Rusia, apuntando directamente a las principales empresas del rubro, Rosneft y Lukoil, en un intento por limitar la capacidad del Kremlin de financiar su ofensiva militar en Ucrania.
Las sanciones, que bloquean todos los activos en territorio estadounidense o bajo control de ciudadanos estadounidenses de ambas compañías, fueron justificadas por “la falta de compromiso serio” de Moscú con un proceso de paz duradero.
El anuncio fue realizado por el Departamento del Tesoro y confirmado poco después por el presidente Donald Trump, quien, en declaraciones desde el Despacho Oval junto al secretario general de la OTAN, Mark Rutte, indicó que “ya era momento de imponer sanciones contra Moscú” y expresó su esperanza de que estas medidas hagan que el presidente ruso, Vladímir Putin, “actúe con mayor razonabilidad”.
Las sanciones alcanzan también a todas las entidades participadas en más de un 50 % por Rosneft o Lukoil, lo que amplía considerablemente el alcance de las restricciones. Según el secretario del Tesoro, Scott Bessent, el objetivo es “aumentar la presión sobre el sector energético ruso, degradar su capacidad de ingresos y forzar un alto el fuego inmediato”. Bessent instó además a los aliados internacionales de Washington a sumarse al paquete de sanciones.
Esta decisión se produce un día después de que la Casa Blanca anunciara la suspensión de la cumbre prevista entre Trump y Putin en Budapest, en señal del creciente distanciamiento entre ambos líderes y la insatisfacción estadounidense por la negativa rusa a avanzar hacia un acuerdo de paz.
Rutte, recién llegado a Washington en una visita sorpresiva, sostuvo reuniones con líderes del Congreso antes de su encuentro con Trump, buscando fortalecer el apoyo bipartidista a Ucrania y presentar formalmente un plan de paz de 12 puntos elaborado en conjunto entre Kiev y sus aliados europeos.
El secretario general de la OTAN reiteró su respaldo a la visión del presidente Trump para lograr una solución política al conflicto, y negó que su visita respondiera a preocupación europea tras la tensa reunión entre Trump y Volodímir Zelenski el pasado viernes.
En ese encuentro, el presidente ucraniano no logró convencer a Trump de autorizar la entrega de misiles de largo alcance Tomahawk, considerados por Kiev como una herramienta estratégica para disuadir a Rusia.
Trump argumentó que el uso de esos misiles requiere un entrenamiento prolongado que solo permite su operación por parte de militares estadounidenses, algo que descartó completamente.
La dinámica entre Trump y Putin ha sido errática. Tras meses de retórica ambigua, aranceles a terceros países por importar energía rusa, y posturas contradictorias sobre la cesión de territorios ocupados en Ucrania, el mandatario estadounidense había considerado un encuentro con su homólogo ruso en Budapest, el cual finalmente canceló, calificándolo como una “pérdida de tiempo” ante la intransigencia de Moscú.
El Departamento del Tesoro sostuvo en su comunicado que “una paz duradera depende por completo de la disposición de Rusia a negociar de buena fe”. A pesar de los esfuerzos diplomáticos liderados por la OTAN y varios países europeos, el Kremlin se mantiene firme en su exigencia de anexar formalmente los territorios ocupados de Donetsk y Lugansk, lo que para Ucrania representa una línea roja inaceptable.
La propuesta de paz de los aliados contempla un alto el fuego basado en las líneas actuales del frente, el retorno de los niños ucranianos deportados a Rusia, un programa de intercambio de prisioneros, garantías de seguridad para Ucrania, la creación de un fondo internacional para la reconstrucción del país y el avance hacia su integración plena en la Unión Europea. Además, el plan incluye el fortalecimiento de las presiones económicas sobre Rusia y un incremento sostenido de la ayuda militar a Kiev.
La comunidad internacional observa con atención los próximos movimientos de la Casa Blanca, especialmente de cara a la reunión de la coalición de voluntarios en Londres en las próximas 48 horas. Mientras tanto, el conflicto en Ucrania se prolonga sin perspectivas claras de resolución, y la administración Trump intenta enviar un mensaje más firme al Kremlin tras meses de ambigüedad y diplomacia intermitente.
Fuente: El País, España