WRI: Invertir en la naturaleza es lo más costo-efectivo para la crisis hídrica
Cuando se trata de la crisis ecológica, el experto Todd Gartner, del WRI, insistió en apostar por una solución de “todas las anteriores”: reducir el consumo y las emisiones y a la vez invertir en tecnología y en la naturaleza, “la opción más costo-efectiva” disponible.
Así lo explicó Gartner, director del programa Cities4Forests (Ciudades por los bosques) en el Instituto Mundial de Recursos (WRI, por sus siglas en inglés), en una entrevista a EFE en el marco de la World Water Week 2022, encuentro sobre agua que ha tenido lugar esta semana en Estocolmo (Suecia).
El especialista incidió en la apuesta por las Soluciones Basadas en la Naturaleza (a menudo llamadas por sus siglas, SBN), acciones de mejoras ecosistémicas orientadas a resistir los impactos climáticos relacionados con el agua (como las sequías o las inundaciones), y para mitigar el calentamiento.
Según Gartner, las inversiones en SBN están en auge especialmente en Latinoamérica y otras regiones del Sur Global, donde está «la mayor oportunidad de desplegar la naturaleza para una multitud de beneficios”, pues es en esta parte del mundo donde “se va a ver el mayor porcentaje de inversión en infraestructuras en las próximas dos décadas”.
Así, “las decisiones que tomemos en torno a cómo se desarrolla la infraestructura” marcarán la diferencia, defendió, y advirtió de que “si nos limitamos a los sistemas construidos», es decir, al hormigón, «nos condenamos a un futuro de tres grados” de calentamiento (respecto a los niveles preindustriales).
Por eso en América Latina y el Caribe hay «cientos de proyectos, la mayoría a escala relativamente pequeña -matizó- pero que en conjunto suponen una enorme cantidad de beneficios en términos de agua, aire limpio, empleo para las comunidades locales» y otras mejoras para la salud humana y ambiental.
Gartner alegó que las SBN son actualmente las más rentables económicamente, al ser «la opción más costo-efectiva disponible», si bien es cierto que “cuanto más esperemos, más caro y más difícil va a ser” obtener resultados a tiempo para revertir la devastación ecológica, reto que la comunidad científica calcula habrá que superar en menos de una década.
Cuando habla de SBN, este experto piensa en dos escalas diferentes: por una parte, las que están pensadas para las ciudades y, por otra, las de las cuencas hidrográficas.
A escala urbana, puso el ejemplo de Yakarta (Indonesia), ciudad que el WRI ha ayudado a aprobar una normativa que obliga a plantar más árboles en la urbe de forma que cada barrio cuente con un espacio verde «a poca distancia» para 2030.
Si la iniciativa tiene éxito, puede lograr varias cosas: «reducir las inundaciones urbanas; limpiar drásticamente el aire, pues los árboles y zonas verdes actúan como filtro; y conseguir una sociedad más sana gracias a las oportunidades de ocio y de ejercicio al aire libre”, recordó Gartner.
En cuanto a la escala de cuenca hidrográfica, el experto se refirió en concreto al caso de Vitória, en Espírito Santo (Brasil).
En la última década, este estado ha sufrido una sequía severa que ha rebajado en un 65 % el promedio de aportación de agua de lluvia, según los registros oficiales, hecho que ha contribuido a una crisis hídrica que ha motivado políticas de racionamiento de agua y de recortes en el suministro.
El año pasado, un estudio del equipo de WRI de Brasil demostró que el gobierno de Espírito Santo podía ganar más de sus inversiones en reservas si apostaba por la infraestructura verde como, por ejemplo, bosques autóctonos que ayuden a mantener sanas las cuencas hidrográficas.
Así, el WRI acaba de impulsar el desarrollo de un plan que “llevará a la restauración de más de 600.000 acres de bosques prioritarios alrededor de las ciudades” de este estado brasileño.
Gartner subrayó que esta apuesta por la masa forestal garantizará “de forma espectacular” que haya más agua disponible, lo que se traducirá en “más seguridad hídrica durante décadas” a un coste mucho menor que si “simplemente trataran de construir su salida a los retos hídricos a los que se enfrentan” con infraestructura gris.
Por Marta Montojo