El gran hoyo negro de la economía

José Lois Malkun

La deuda pública mundial se disparó a US$71.6 billones en el 2022. Entre 2020-2022 dicha deuda amento 27%, cuando en los ocho años anteriores a la pandemia lo había hecho en 12%.

Muchos gobiernos intentaron reformas tributarias para no seguir endeudándose, pero las revueltas sociales pusieron en la hoguera a varios presidentes. Liz Truss le prendió fuego a una Gran Bretaña al borde de la hiperinflación, con la loca idea de bajar impuestos a los ricos.

La deuda dominicana saltó de US$36 a US$44,6 mil millones entre 2019- 2021. Sin embargo, el PIB dominicano creció 12.3% en el 2021. Así, la relación Deuda/PIB se redujo del 56.6 %, en 2020, al 51.4% en 2021 y 46.7% a mediados del 2022.

Moody’s señala que el país se mantiene por la buena senda en este aspecto cuando la Deuda/PIB sobrepasa el 100 % en Europa, Estados Unidos y muchos latinoamericanos

Tenemos grandes ventajas a nivel global. Un crecimiento fuerte, una economía diversificada y una deuda/PIB relativamente baja. Pero la situación fiscal es crítica.

Los bajos ingresos tributarios no dan a abasto para satisfacer las crecientes demandas sociales mientras el salario pierde valor día a día.

¿Cómo se gastan los ingresos tributarios? el 22 % para pagar intereses de la deuda, 35 % para educación y salud, 21 % para salarios y un pírrico 15% para inversión pública ¿Cuánto quedan? CERO.

Ello implica, endeudarnos cada año en unos US$5 mil millones para pagar el capital de la deuda (US$2 mil millones), y el resto (US$3 mil millones) para financiar todo lo demás.

El déficit presupuestario de 3 % del PIB (174 mil millones en 2022) complementa el financiamiento neto, que al final se convierte en deuda.

¿Y dónde está el hoyo negro? En los 285 mil millones de gasto tributario por exenciones y exoneraciones y 40 % en evasión. Esto representa RD$600 mil millones (10.3 % del PIB). Y es aquí la raíz de la mala distribución del ingreso.

Somos el segundo país de la región con más baja presión fiscal (15.5 % en 2021). Un promedio inferior en 9.8 y 26.9 puntos porcentuales al promedio de Latinoamérica y de los países de la OCDE, respectivamente.

Mientras tanto, con esa baja presión tributaria, hay que frenar el crecimiento, vía tasa de interés para controlar la inflación, gastar más para evitar más pobreza y desempleo (subsidios) y seguir endeudándonos con dinero más caro para cubrir la brecha presupuestaria.

Una compleja ecuación que debe resolverse sin reforma fiscal.

Fuente Listín Diario

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