Abinader irrespeta a Haití

J.C. Malone

¿Para qué? Esa respuesta la tiene él, pero razones sobran para entender que lo suyo es una “provocación”. En septiembre, discutiendo sobre la construcción del canal haitiano en el río Dajabón, Abinader ordenó cerrar y militarizar la frontera.

Los haitianos quieren agua, y no tienen ejército, no constituyen amenaza militar, ¿por qué Abinader desplegó las Fuerzas Armadas, por aire, mar y tierra? Como el clásico abusador, buscando piedras para los más pequeños, Abinader desplegó guardias, contra quienes no tienen guardias.

Hablando de la construcción del canal en el río Dajabón, Abinader desnudó su prejuicio anti-haitiano.

El discurso manifiesto de Abinader, “si lo hacen de manera civilizada” encierra un irrespetuoso y altamente prejuiciado discurso latente, son “incivilizados”. Nuestro presidente está tan descorazonadoramente endiosado, que declara a 11 millones de personas como “incivilizadas”. Apunta a Haití con un dedo y hay tres apuntándolo.

Haití fue la segunda republica de América en independizarse, los haitianos patrocinaron al Libertador Simón Bolívar que fue quien destruyó el colonialismo en el continente, por lo que merecen más respeto.

Abinader trata a los haitianos como Benjamín Netanyahoo trata a los palestinos, él pone las condiciones y todo lo decide él, para Bibi en Gaza hay “animales”. Para Abinader los haitianos son “incivilizados”, otra forma de decir lo mismo.

Los guardias y sus armas son el último recurso, quien empieza peleando, termina rogando, como actualmente está Abinader pidiéndoles que “desistan de ese canal”.

Cuando le preguntan cosas realmente importantes, ofrece respuestas inaceptables. El “comandante en jefe”, ignoraba que sus oficiales se reunieron con un ejército extranjero; el hombre más informado de la nación “ignoraba” que la ONU abriría oficina para inmigrantes en el país.

Tiene una gran ventaja, reconocerlo, como dice la letanía, es “verdaderamente justo y necesario”, el país no lo quiere, pero desprecia mucho más a la oposción.

Si Abinader no quiere buscarse un problema con Haití, debe tratarlos con el mismo respeto con el que él espera que ellos lo traten, es lo justo.

Listín Diario

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