El giro de Francia sobre el Sáhara sella una nueva página en sus relaciones con Marruecos

Rabat, 30 julio .- El giro de Francia este martes en su posición sobre el conflicto del Sáhara Occidental, al pronunciarse a favor del plan de autonomía marroquí como la “única” solución al conflicto, favorece la posición de Marruecos y sella una nueva página en las relaciones entre Rabat y París, que experimentaron un estancamiento en los últimos tres años.

Francia -antigua potencia colonial y aliado tradicional del país magrebí- ha hecho un gesto de acercamiento a Marruecos similar al que hizo España en marzo de 2022, que cerró también una grave crisis de un año con Rabat.

Otro país que tuvo una crisis con Marruecos que acabó en reconciliación tras un cambio de postura en el Sáhara fue Alemania.

Tras diez meses de enfriamiento, en los que Rabat suspendió sus relaciones diplomáticas, en agosto de 2022 el Gobierno alemán afirmó que el plan de autonomía es “una buena base” para resolver el conflicto.

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Rabat: “consagra” la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara

El ministro de Exteriores de Marruecos, Naser Burita, afirmó este martes que “la nueva posición de Francia consagra el apoyo claro y activo a la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara” y destacó este giro “importante”, que demuestra que “el plan de autonomía es la solución definitiva a este conflicto”.

En declaraciones a EFE, Burita indicó que el giro francés respecto al Sáhara Occidental “no es solo un apoyo a la autonomía” bajo soberanía de Marruecos, sino que se asegura la coherencia de acción de París en esta nueva posición “tanto a nivel interno como internacional”.

El ministro destacó que el presidente francés, Emmanuel Macron, afirma en su carta a Mohamed VI con motivo de sus 25 años de reinado que “el presente se inscribe en la soberanía” de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, y “su futuro también”.

El ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Naser Burita
El ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Naser Burita, en una imagen de archivo. EFE/Mohamed Siali

Una crisis multifactorial

Las tensiones entre Francia y Marruecos se debieron a la confluencia de diversos factores, entre ellos el deseo de Rabat de que París apoyara más claramente su plan de autonomía sobre la excolonia española, disputada por los saharauis del Frente Polisario.

Marruecos argumentaba la necesidad de esta nueva posición después de las manifestadas por países influyentes y conocedores del conflicto como EE.UU, que en el mandato del presidente Donald Trump en 2020 reconoció la soberanía de Marruecos sobre Sáhara, y de España, que consideró este plan como la base “más seria, realista y creíble” para la resolución del conflicto. 

En una entrevista con el diario “L’Opinion”, el presidente del Gobierno marroquí, Aziz Ajanuch, dijo que Francia debía dejar de jugar el papel de “un simple observador” en el conflicto del Sáhara. 

Niños saharauis marchan en un desfile en Aousserd, en Tinduf, al suroeste de Argel, en una imagen de archivo. EFE/EPA/Mohamed Messara

El espionaje con el programa israelí Pegasus a mandatarios franceses, destapado en el verano de 2021 y atribuido por algunos a Marruecos, fue otro punto de fricción, agravado por la resolución del Parlamento Europeo aprobada en enero de 2023 que urgió a Marruecos a respetar la libertad de expresión y liberar a periodistas encarcelados. Rabat cree que esa resolución fue el resultado de una campaña orquestada por París.

Ahora, el cambio anunciado por Francia este martes se produce un día después de que el rey Mohamed VI indultara a varios periodistas y activistas marroquíes en prisión, entre ellos los que mencionó el Parlamento Europeo en su resolución.

Otro de los factores de tensión fue el recorte de los visados para los marroquíes por parte de París, que los redujo a la mitad en 2022 -antes de restablecerlos posteriormente-, una decisión que afectó a una comunidad importante de empresarios y estudiantes marroquíes vinculados al país europeo. 

El papel de Argelia

El presidente francés Emmanuel Macron durante una conferencia de prensa en Argel
El presidente francés Emmanuel Macron durante una conferencia de prensa en Argel, en 2017. EFE/STR

A ello se añade el acercamiento de Francia a Argelia. El presidente francés, Emmanuel Macron, realizó dos visitas a Argel (frente a una visita en su primer mandato a Rabat en 2017) y anunció varias iniciativas como la creación de una comisión de historiadores compuesta por argelinos y franceses sobre la memoria.

Argelia es considerado rival regional de Rabat y valedor del Frente Polisario, que reclama la independencia del territorio, de unos 270.000 kilómetros cuadrados y administrado por Marruecos en un 80 %. 

Precisamente, el giro dado por Francia lo anticipó el pasado jueves Argelia -que rompió en 2021 las relaciones con Marruecos, con quien además tiene las fronteras terrestres y aéreas cerradas- en un comunicado publicado por su Ministerio de Exteriores, que calificaba la decisión gala como “inesperada, inapropiada e improductiva”.

Un deshielo progresivo

Tras casi tres años de distanciamiento, las relaciones entre Marruecos y Francia empezaron a experimentar señales de deshielo a principios de este año.

El pasado febrero, el ministro francés de Exteriores, Stéphane Séjourné, viajó a Rabat como muestra de reconciliación y anunció la apertura de “un nuevo capítulo” en las relaciones. 

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La normalización quedó escenificada con el viaje de las princesas Lala Meryem, Lala Asmae y Lala Hasnaa, hermanas del rey Mohamed VI, a París para un almuerzo con la primera dama francesa, Brigitte Macron, en el Palacio del Elíseo. 

La reconciliación se ha acelerado en los últimos meses con múltiples actividades del embajador francés en Rabat, Christophe Lecourtier, y la visita de al menos cinco ministros galos, entre ellos los de Interior, Agricultura y Economía, al país magrebí. 

Durante su visita en abril pasado a Rabat, el ministro de Economía y Finanzas francés, Bruno Le Maire, anunció que su país está dispuesto a invertir en un megaproyecto marroquí de enlace eléctrico que transportará electricidad de la ciudad saharaui de Dajla a la capital económica marroquí, Casablanca.

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