Bretton Woods, entrechoque de ideas económicas e intereses. Algunos aprendizajes (2)

Juan T. Monegro

Entre el 1ro y el 22 de julio de 1944, en el contexto de las devastaciones de la Segunda Guerra Mundial, 44 naciones se reunieron en Bretton Woods en un esfuerzo por consensuar y crear un nuevo sistema financiero global. ¿Cuáles fueron los antecedentes y contexto de ese gran acontecimiento?

El patrón oro, la Segunda Revolución Industrial

Entre el final de la Guerra Franco-Prusiana (1871) y el inicio de la Primera Guerra Mundial (1914) el mundo vivió un período interesante. Fueron cosa de más de cuatro décadas que, podría decirse, la bonanza se hizo carne y habitó entre las principales economías. Se registró una expansión significativa del comercio internacional, por obra y gracia de las innovaciones en transporte y comunicación: los barcos a vapor, los ferrocarriles, el telégrafo. La mayor integración económica facilitó una mayor circulación de bienes, de capitales y de personas en el mundo.  

Fue el período en que se estableció el “patrón oro”, que fue la columna vertebral de un sistema monetario internacional estable en tanto que propició estabilidad, expansión del comercio y la inversión. La expansión de la prosperidad. La fórmula que dio paso a este ambiente y resultados fue que, bajo el referido modelo, las monedas nacionales estaban respaldadas por reservas de oro, lo que significó un freno a la inflación y aseguró un tipo de cambio fijo entre las principales divisas.

Caben destacar dos resultados o impactos atribuibles al período en que predominó el patrón de referencia. Primero, se dio lo que se conoce como la Segunda Revolución Industrial; en que, fueron hitos emblemáticos la electricidad, el acero, los productos químicos y la maquinaria pesada. Estos prodigios tecnológicos e industriales catapultaron la productividad y el crecimiento económico en las economías más pujantes de aquel entonces.

Y segundo, fue un tiempo en que la historia verificó un largo período de relativa paz en la Europa de ese entonces: la “Paz Armada”; durante el cual, con todo y las tensiones coloniales y las rivalidades preexistentes entre las potencias, no se registraron conflictos bélicos a gran escala.

¿Qué ideas económicas predominaros en este período? Entre las filosofías económicas, la más deslumbrante, inspiradora y y dominante el liberalismo económico: la doctrina del laissez-faire, que promovía el libre mercado, el libre comercio y la mínima intervención del Estado en la economía. La idea vertebral de este pensamiento económico la aportó Adam Smith (…), que argumentaba que a los mercados había que soltarlos en banda, dejarlos libres; que por sí solos, en su libre competencia, se autorregularían, y por sí mismos, maximizarían el bienestar económico. 

Una idea económica nodal del pensamiento económico liberal fue el librecambismo; con la que, se abogaba por la eliminación de aranceles y barreras al comercio internacional. La base teórica de esta doctrina la sustentó David Ricardo (…..) con su teoría de las ventajas comparativas, argumentando que los países deberían especializarse en la producción de bienes en los que tenían una ventaja competitiva y comerciar con otros para maximizar la eficiencia económica global.

Arropado bajo este manto filosófico, esto fue lo que pasó. El capitalismo industrial se consolidó como el sistema económico dominante con un enfoque en la acumulación originaria de capital, la expansión de la producción industrial y el crecimiento de las corporaciones. A resultas de esto, las economías avanzadas hicieron acumulación de riquezas, y esto dio paso a la expansión imperial. Las potencias europeas, impulsadas por la búsqueda de nuevos mercados y recursos, extendieron sus dominios coloniales en Asia, África y América. 

Como modelo de pensamiento alternativo (crítico del capitalismo) surgieron en ese entonces el socialismo y el marxismo; los cuales, con K. Marx y F. Engels a la cabeza, se establecieron con fuertes críticas al capitalismo, denunciando las desigualdades y la explotación, inherentes al dicho sistema. Abogaron por una revolución proletaria y la abolición de la propiedad privada, que era la piedra filosofal del capitalismo. Marx y Engel predicaban la idea de que, a medida que las industrias crecían y la urbanización se aceleraba, las condiciones de vida y el trabajo de la clase trabjadora se deterioraban, aumentaban las tensiones de clase, dando cabida al surgimiento de movimientos sindicales y de partidos políticos socialistas en Europa.

Entrechoque ideológico de entonces

El principal conflicto ideológico de este período fue entre, de un lado el liberalismo económico, defensor del libre mercado y la propiedad privada; y del otro, el socialismo, que abogaba por la redistribución de la riqueza y la intervención estatal en la economía para garantizar la igualdad, el equilibrio, la estabilidad. El choque entre estas dos posiciones antagónicas se reflejó en debates intelectuales, incluyendo en las posiciones de los más encumbrados del pensamiento económico de aquellos tiempos. 

Otro entrechoque neurálgico fue el que se verificó entre, de un lado, el colonialismo, que estaba en pleno apogeo; y del otro, las ideas de autodeterminación y nacionalismo, que empezaban a ganar terreno, especialmente en las colonias, que eran muchas. En este contexto, la mesa estaba servida para que se exacerbaran los conflictos entre potencias imperialistas y los movimientos nacionalistas locales, que se reflejaron en un choque ideológico sobre el derecho a la soberanía, la autodeterminación y la independencia.

En suma, previo a la Primera Guerra Mundial se vivió una época luminosa de crecimiento económico y certidumbre bajo el predominio del liberalismo económico. El modelo fue vicenalmente cuestionado por las ideas socialistas y marxistas, que denunciaban las injusticias del capitalismo y pregonaban un cambio radical en la estructura económica y social de entonces. Estos choques ideológicos sentaron las bases para las tensiones políticas y económicas que caracterizaron la historia del pasado siglo XX.

El pasado mes de julio se cumplieron 80 años de la celebración de la “Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas”, conocida como Convención de Bretton Woods. Tuvo como propósito la creación de un nuevo orden económico-financiero mundial y, para ese fin, fueron constituidos el Fondo Monetario Internacional (IMF) y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), que es hoy el Grupo Banco Mundial. ¿Dónde fue eso y quiénes la protagonizaron?; ¿en qué contexto de desafíos geopolíticos y económico-financieros se celebró?; ¿en torno a qué temas o ideas giraron los debates, y qué se pactó?; ¿cómo habría sido el balance en términos de “ganadores” y “perdedores” ?; ¿qué enseñanzas de utilidad pueden desprenderse para la gestión en la coyuntura internacional crecientemente incierta de estos tiempos?

Y de importancia no menor, ¿acaso son parecidas y propicias las condiciones para, en un ejercicio de liderazgo responsable, las potencias del más alto nivel de hoy en día hicieran un aparte y, al margen de las tribulaciones y barbaries cometidas y por cometerse en los frentes de batalla en curso, orquestar un retiro como aquél, compartir y confrontar ideas y, quizá, convenir la celebración de un nuevo Bretton Woods que alivie de presión y asfalte el camino para la estabilidad y la esperanza de paz y prosperidad al mundo de estos tiempos?

El lugar

Breton Woods no tenía ni tiene todavía hoy en día categoría político-administrativa relevante. No era ni es una ciudad, un condado, un pueblo. Es una comunidad. Una estructura administrativa de un municipio (Carroll), perteneciente a un condado (Coös) del estado de New Hampshire, USA. Usted sale de Boston, Massachusetts, recorre unos 260 kilómetros (cosa de 2 horas y 45 minutos), y llega. Si sale desde Lawrence, son 2 horas.

En el trayecto y los alrededores de Bretton Woods se puede disfrutar de la majestuosa belleza del entorno, como las impresionantes vistas que ofrecen las Montañas Blancas (parte de los Montes Apalaches): una cadena conocida por sus picos escénicos, incluido el Monte Washington, el más alto de la región. Asimismo, si gusta podrá ir al Bretton Woods Ski Área y gozar de un clima alpino con inviernos fríos y nevados, muy propios para esquiar en invierno; o de veranos frescos, muy dados para el senderismo, el golf y otras actividades al aire libre.

O bien, podrá disfrutar de un entorno natural protegido con una rica biodiversidad, como los parques y reservas naturales que le son próximas, o el Parque Estatal de Crawford Notch, el Bosque Nacional de las Montañas Blancas, y más.

Y lo más interesante por lo que viene al tema, podrá visitar, disfrutar y hasta hospedarse en el célebre y lujoso Mount Washington Hotel (actualmente es parte del complejo Omni Mount Washington Resort), famoso por su arquitectura impresionante.

El Mount Washington Hotel había sido construido cuatro décadas atrás (1902) por iniciativa del magnate del carbón y el ferrocarril Joseph Sitckney, que puso el capital, y gracias al trabajo laborioso de unos 250 artesanos italianos.

El hotel operó como como un negocio esplendoroso y boyante, en el que se daban vida lo mejor de la clase social de Washington, Massachusetts, New York, y más. Sin embargo, cosa de tres décadas después, entró en malas, seguramente que lastrado por inclemencias del tiempo tan extremas como las de la Gran Depresión, en los años 30´s. Quebró.

Entonces, pasó a ser un elefante blanco en Bretton Woods, localidad que apenas tenía como referencia edificada a Fabyan, la raída estación del tren. Y como habitantes, sólo contaba un puñado de guardias (“guachimanes”) que cuidaban el edificio del hotel, al jefe de la estación y a la encargada del correo, que era su esposa. Esto era Bretton Woods en 1944, en los meses previos a la celebración del acontecimiento. Era de lo más parecido en USA al Macondo imaginado del gran García Marques (“Cien años de Soledad”).   

En cosa de un mes, decenas de trabajadores, soldados y funcionarios del gobierno laboraron con frenesí y lograron reacondicionar la edificación, rescatándola del triste estado de abandono en que se hallaba; y con todo y fallas no menores, lograron ponerlo a punto para la ocasión de la Convención. “El personal del hotel se afanaba en intentar solucionar la escasez de todo, desde camas hasta agua caliente, pasando por personal de apoyo” (Benn Steil; La Batalla de Bretton Woods; 2009).

La concurrencia

Fue en el Mount Washington Hotel, donde se reunieron los más de 700 delegados provenientes de 44 países para la celebración del acontecimiento. En aquellos años, el mundo contaba con alrededor de 74 países, colonias o protectorados, un gran contraste con los 193 países y estados nacionales existentes miembros de la Organización de las Naciones Unidas en la actualidad.   

Imagínese usted, ¡tanto ´fuereño´ y gente “rara” venida de tantas partes diferentes! Era un verdadero espectáculo ver ese reperpero de australianos, belgas, bolivianos, brasileños, canadienses, chilenos, chinos, colombianos, costarricenses, cubanos, checoslovacos, daneses, dominicanos, ecuatorianos, egipcios, salvadoreños, etíopes, franceses, griegos, guatemaltecos, haitianos, hondureños, hindúes, iraníes, iraquíes, islandeses, liberiano, luxemburgueses, mexicanos, nicaragüenses, neozelandeses, noruegos, holandeses, panameños, paraguayos, peruanos filipinos, polacos, sudafricanos, soviéticos, ingleses, estadounidenses, uruguayos y venezolanos. Todos menos alemanes ni italianos ni japoneses: gentilicios de las tres potencias del Eje a las que se combatía en la II Guerra Mundial. Todos, irrumpiendo de repente en aquél remanso de tranquilidad y paz que era Bretton Woods.   

Dos equipos-país concentraban la atención e influencia en Bretton Woods. De un lago, la delegación de los Estados Unidos, encabezada por su entonces secretario del Departamento del Tesoro, Henry Morgenthau Jr, en su calidad de la máxima autoridad política, pero que el punto focal para la generación de las ideas y la negociación lo ostentaba Harry Dexter White, el principal arquitecto del sistema financiero internacional. Un tipo dotado de una mente “rutilante”, de pensamiento estratégico, influyente, tenaz, astuto, persuasivo, muy comprometido con la causa, y más.

Mientras que, del otro estaba el equipo delegado de Gran Bretaña liderado por el insigne Sir John Maynard Keynes, un tipo de pensamiento económico preclaro y bien curtido, revolucionario, visionario, magistral, ingenioso, perspicaz y astuto. Incisivo. 

La suerte estaba echada para el choque de trenes pertrechados de ideas económicas e intereses encontrados. Todo estaba puesto; y todos estaban prestos para la gran “batalla”, la celebración de la Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas (Convención de Bretton Woods), hace 80 años, en la que se diseñó el sistema económico y financiero global y fueron creadas los dos organismos multilaterales señeros que han dejado impronta duradera en la historia económica y en las finanzas internacionales, hasta la actualidad. Esto fue del 1ro al 22 de julio de 1944.

Del contexto de desafíos económico-financieros globales en que se concibió y celebró Bretton Woods, antecedentes teóricos relevantes, ideas que revoloteaban en el ambiente y temas en torno a los cuales giraron los debates y se dieron los encontronazos de posiciones entre participantes, se ocupará la siguiente entrega. 

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