Erin obliga a evacuar islas en Carolina del Norte y amenaza con corrientes de resaca peligrosas
Holly Andrzejewski aún no había recibido a sus primeros huéspedes en el Atlantic Inn en la Isla de Hatteras cuando tuvo que comenzar a reprogramar sus reservas, ya que el huracán Erin se acercaba a la cadena de islas barrera de Carolina del Norte el martes y amenazaba con provocar olas salvajes y vientos con fuerza tropical.
Aunque se espera que la monstruosa tormenta se mantenga en alta mar, se ordenaron evacuaciones en islas barrera a lo largo de la costa de Carolina, como Hatteras, mientras que las autoridades advirtieron que el huracán podría generar corrientes de resaca peligrosas e inundar carreteras con olas de 4,6 metros (15 pies).
Andrzejewski y su esposo compraron el bed and breakfast, conocido como la posada más antigua de la isla, hace menos de una semana. Para el lunes, ya habían recogido todos los muebles de exterior y se aseguraron de que su hija y su novio, que son los encargados del alojamiento y se quedaron para vigilar la propiedad, tuvieran generadores, agua y linternas.
“Es una de esas cosas que sabes que siempre es una posibilidad y podría suceder, y hay que sacar lo mejor de la situación. De lo contrario, no vivirías en la playa”, afirmó Andrzejewski, quien también se quedará en la isla, pero en su casa, a unos 15 minutos en coche.
Erin azotó parte del Caribe con lluvias y viento el lunes. Los meteorólogos confían en que girará hacia el norte y se alejará de la costa este de Estados Unidos, pero se emitieron alertas por tormenta tropical y oleaje para gran parte de la cadena de islas barrera.
Funcionarios en Wrightsville Beach, cerca de Wilmington, Carolina del Norte, informaron al Servicio Meteorológico Nacional que rescataron al menos a 60 nadadores de corrientes de resaca el lunes.
A primera hora del martes, Erin había perdido algo de fuerza con respecto a los días anteriores, pero seguía siendo un huracán de categoría 3 con vientos máximos sostenidos de 185 kilómetros/hora (115 mph), según el Centro Nacional de Huracanes en Miami. Se encontraba a unos 1.090 kms (675 millas) al suroeste de Bermudas y a 1.240 kms (770 millas) al sur-sureste de Cabo Hatteras, y se movía hacia el noroeste a una velocidad más lenta de 11 km/h (7 mph).
El aviso de tormenta tropical seguía en efecto para las Islas Turcas y Caicos, donde los servicios gubernamentales fueron suspendidos, algunos puertos cerraron y se ordenó a los residentes que se quedaran en casa.
En la cadena de islas barrera de Carolina del Norte, se esperaba que las inundaciones costeras comenzaran el martes y continuaran hasta el jueves.
Las evacuaciones que comenzaron el lunes en la Isla de Hatteras y en Ocracoke coincidieron con el apogeo de la temporada turística en la delgada franja de islas bajas que se adentran en el océano Atlántico y son cada vez más vulnerables a las marejadas ciclónicas.
Hace un año, el huracán Ernesto, aunque se quedó a cientos de kilómetros de la costa, causó un fuerte oleaje y marejadas que provocaron daños en la costa.
Esta vez preocupa que varios días de fuerte oleaje, vientos y olas puedan arrasar partes de la carretera principal. Algunas rutas podrían quedar intransitables durante varios días.
Es la primera vez que se evacúa Ocracoke desde que el huracán Dorian en 2019, que dejó atrás los mayores daños en la isla desde que hay registros.
Tommy Hutcherson, que tiene la única tienda de comestibles de la comunidad, dijo que la isla se ha recuperado en su mayoría. Es optimista y cree que esta tormenta no será tan destructiva.
“Pero nunca se sabe. Sentí lo mismo con Dorian y realmente nos golpeó fuerte”, afirmó.
Los científicos han vinculado la rápida intensificación de los huracanes en el Atlántico con el cambio climático. El calentamiento global está causando que la atmósfera retenga más vapor de agua y eleva la temperatura del océano, y las aguas más cálidas proporcionan combustible a los huracanes para arrojar más lluvia y fortalecerse más rápidamente.
Bermudas experimentará la amenaza más severa el jueves por la noche, dijo Phil Rogers, director del Servicio Meteorológico de Bermudas. Para entonces, las aguas podrían elevarse hasta 7 metros (24 pies).
“Los surfistas, nadadores y navegantes deben resistir la tentación de salir. Las aguas serán muy peligrosas y se pondrán vidas en riesgo”, dijo el ministro interino de Seguridad Nacional, Jache Adams. AP