Curarnos en salud
Marisol Vicens Bello
El reciente debate que surgió por el temor ciudadano de que se recortara una porción del Jardín Botánico en la ejecución de planes de solución vial para intentar resolver el problema de los embotellamientos en la avenida República de Colombia, aunque afortunadamente cesó luego de una aclaración por parte de las actuales autoridades de que no habría mutilación y que se añadirían espacios verdes en la zona, debe servir de llamado de atención para que nos curemos en salud evitando que se produzcan los problemas que el desarrollo inmobiliario desorganizado e irracional genera, y que nunca más se piense en remediar situaciones que debieron ser evitadas con la debida planificación, afectando los escasos e indispensables espacios verdes de la ciudad.
El Parque Mirador Sur es uno de estos espacios, y aunque en sus más de cinco décadas de existencia ha vivido momentos de esplendor, descuidos, deterioros y trabajos de renovación, y más actividades ruidosas e intervenciones en cemento que las que serían deseables, más que nunca se ha convertido en un lugar de vital importancia para la ciudad de Santo Domingo y sus habitantes, lo que al mismo tiempo ha impulsado un desarrollo inmobiliario que inició con edificaciones de poca altura, hasta que se aprobaron altas torres con espléndidas vistas al parque y al Mar Caribe.
Sin embargo, ese patrimonio de la ciudad y del país no tiene un régimen especial, y aunque el Ayuntamiento del Distrito Nacional especialmente en sus últimas dos gestiones ha hecho un esfuerzo importante por regular su uso y mejorar sus facilidades, y el Plan de Ordenamiento Territorial aprobado por este en el 2019 declara la zona ambiental Parque Mirador Sur y Farallones señalando que “alberga uno de los ecosistemas más importantes del país y de los más originales del mundo, con cavernas, lagos subterráneos, flora y fauna endémica de gran valor”, el apetito de negocios y el crecimiento poblacional impulsaron la aprobación en el año 2020 de un cambio en la densidad habitacional de la circunscripción uno en la cual este se encuentra, que ha provocado que algunos constructores buscaran demoler edificaciones de baja y mediana altura para levantar proyectos de gran altura o construirlos en solares disponibles, pero no para tener uno o dos apartamentos por piso como era característico en la zona, sino pisos colmenas con apartamentos con vocación de alquiler de corta duración, lo que afecta negativamente esta zona por el aumento del tráfico, de la contaminación y de la utilización como estacionamiento de sus avenidas.
Habiendo sido recientemente revocada por el Tribunal Superior Administrativo la ordenanza número 10-2020 emitida el 26 de noviembre de 2020 que aumentó la densidad habitacional de la circunscripción uno del Distrito Nacional, y luego de la experiencia ocurrida con los planes de solución al congestionamiento vehicular de la avenida República de Colombia por el Ministerio de Obras Públicas que según la denuncia ciudadana no tomaban en cuenta lo establecido en el Plan de Ordenamiento del Distrito Nacional, y las alarmas disparadas por la amenaza resentida ante una eventual mutilación del Jardín Botánico, es el momento oportuno para hacer aprobar una regulación especial de protección para el Parque Mirador Sur, para que no se vea afectado por disposiciones generales adoptadas para su circunscripción uno, y que esté enfocada en proteger ese importante espacio, planificar debidamente para que no se propicien congestionamientos, y garantizar que ninguna solución vial futura pretenda mutilarlo.
El inmenso Pablo Neruda en su Oda al Aire le pidió: “déjate respirar, no te encadenes, no te fíes de nadie que venga en automóvil a examinarte, déjalos, ríete de ellos, vuélales el sombrero, no aceptes sus proposiciones”, y es oportuno recordar su mensaje a propósito de la necesidad que tiene la ciudad de Santo Domingo y otras del país de tener espacios verdes que le sirvan de pulmones, y en los que la población pueda respirar, descansar, ejercitarse, jugar, leer, aprendiendo a hacerlo civilizadamente para que todas esas actividades convivan con respeto hacia el entorno que las acoge, y a los demás. Es hora de curarnos en salud y hacer lo necesario para que nuestro Parque Mirador sea debidamente protegido, y que el incansable aire no sea afectado ni vendido.
El Caribe