La economía dominicana frente a los límites del crecimiento

Juan Temístocles Montás

En el acto conmemorativo por el 78 aniversario del Banco Central, el gobernador Héctor Valdez Albizu informó que, a pesar de las condiciones internacionales adversas, el PIB real acumulado en enero-septiembre creció 2.2%, y que se espera que la economía cierre el año con una expansión de 2.5%.

Como comentó la economista Mercedes Carrasco en la red social X, se trata de la séptima revisión a la baja en lo que va de 2025, “pasando del 4.75% inicial a tan solo 2.5%, es decir, la mitad de su potencial”.

El cálculo es sencillo: si el PIB acumulado a septiembre creció 2.2% y la meta anual es 2.5%, la economía debería crecer alrededor de 3.4% interanual promedio entre octubre y diciembre para alcanzar ese objetivo. Sin embargo, las cifras del IMAE muestran que en septiembre el crecimiento fue de apenas 1.1%, reflejando que el crecimiento de la actividad económica continúa muy por debajo de su potencial, afectada por la política monetaria restrictiva del primer semestre y la lenta ejecución del gasto de inversión pública.

Lograr un crecimiento trimestral promedio de 3.4% parece improbable. La tormenta Melissa dejó daños significativos en octubre: pérdidas agrícolas en el Cibao y el Este, interrupciones en el comercio y el transporte, y daños en infraestructura que obligarán a reasignar gasto público hacia reparación y emergencia. Además, la paralización temporal de labores estatales afectó las recaudaciones fiscales, reduciendo aún más el margen de maniobra del gobierno.

Estos factores disminuirán la actividad de octubre y, por efecto arrastre, la de noviembre. En este contexto, parece poco realista que el país alcance la meta de 2.5%. Lo más probable, considerando los daños de Melissa y la debilidad estructural de la inversión, es que el crecimiento termine entre 2.3% y 2.4%, a menos que el gobierno y el Banco Central adopten medidas de estímulo fiscal y crediticio más agresivas en las próximas semanas.

Si 2025 cierra con una expansión de 2.3–2.4%, pero las autoridades proyectan un crecimiento de 4.5% para 2026, eso implicaría una aceleración del PIB de casi dos puntos porcentuales en un solo año. Para lograrlo, sería necesario un cambio profundo en la conducción económica.

El primer paso sería reactivar la inversión pública, motor clave del crecimiento. Sin embargo, el proyecto de presupuesto para 2026 destina apenas 1.58% del PIB a inversión pública real, prácticamente el mismo nivel de este año. Aun si el gasto de capital total ronda 2.5% del PIB, buena parte corresponde a transferencias o partidas no productivas, por lo que su impacto sobre el PIB es limitado.

Sin un aumento sustancial en la inversión pública ejecutada, será imposible alcanzar la meta de 4.5% en 2026. A esto debe sumarse un mayor dinamismo del crédito al sector privado, canalizado hacia Mipymes, manufactura, agricultura e infraestructura, y no únicamente al consumo. Para ello se requiere una reducción de encajes legales y una mejor transmisión de la política monetaria a los bancos comerciales, asegurando que los recursos liberados se traduzcan en inversión y producción nacional.

Al mismo tiempo, debe restablecerse la confianza empresarial. La inversión privada responde tanto a las tasas de interés como a las expectativas. Reactivar sectores como la construcción, la manufactura local, las zonas francas y la agropecuaria exige previsibilidad fiscal, claridad regulatoria y un entorno político estable.

El contexto internacional también jugará un papel decisivo. Un escenario de precios estables del petróleo y de las materias primas, junto a una demanda externa sostenida —particularmente de Estados Unidos y Europa—, podría apoyar una mayor expansión del turismo, las remesas y las exportaciones.

Para que la economía dominicana alcance un crecimiento real de 4.5% en 2026, será indispensable un giro hacia una política fiscal más expansiva y eficiente, acompañada de una recuperación del crédito productivo y de la inversión pública real.

De no producirse esos cambios, el crecimiento difícilmente superará el 3% potencial el próximo año, reflejando las limitaciones estructurales actuales: baja inversión, débil productividad y demanda interna contenida. En síntesis, sin más inversión pública y privada de calidad, la economía seguirá creciendo, pero por debajo de sus verdaderas posibilidades.

Comentarios
Difundelo