El 2021, un año difícil

Luciano Filpo

El año que concluye (2021) deja un sabor amargo a nivel local y global, varias oleadas de covid-19, problemas en las cadenas de suministro, crisis de los contenedores; los flujos migratorios a nivel global y la reticencia del primer mundo a recibir a los desplazados de sus naciones por razones económicas y menor medida política e histórica.

El presente contexto dominado por la pandemia ha obligado a los gobiernos a realizar rejuegos y reestructuración de políticas públicas para encarar con éxito los diferentes desafíos generados por los efectos post pandémicos. Unido a la situación económica, política, social y cultural también sobresalen los relacionados con el cambio climático y el calentamiento global, que a su vez produjo la 26 conferencia de Glasgow dónde se asumen compromisos ecuménicos por reducir la emisión de gases invernaderos, detener la deforestación, la erosión y desertificación de los suelos.

En el plano dominicano el presente año que agoniza ha visto como desde el Estado se han puesto en marcha diferentes iniciativas y políticas públicas que han priorizado la reactivación de la economía, el combate a la corrupción, enfrentar la pandemia y sus efectos, así como asistir a los sectores más desvalidos de la sociedad. Uno de los puntos más luminosos del presente año en República Dominicana ha sido el manejo de la pandemia y la dinámica macroeconómica, sé gestiono la vacuna en cantidad suficiente y rápido para detener los efectos sanitarios de la pandemia, el país se sitúa entre los primeros que empezó a aplicar una tercera dosis, las pruebas PCR y de antígenos han estado en cantidades suficientes para dar respuesta a las necesidades de la población.

La economía se ha reactivado con obras públicas, austeridad, endeudamiento, creación de empleos, promoción de inversiones privadas, la autosuficiencia alimentaria y la reactivación de la producción agropecuaria. Un factor que ha contribuido a la dinámica económica ha sido el incremento de las remesas que colocan Los dominicanos ausentes que, durante el presente año según el Ministerio de Economía Planificación y Desarrollo, así como el Banco Central dichos envíos superaron los diez mil millones de dólares. En el plano macroeconómico esas entidades públicas hablan de un crecimiento del PIB superior al 11%; no obstante, ese elegante desempeño, la movilidad social sigue estancada y en un estado de inercia, hay que diseñar políticas sociales que promuevan la distribución de riquezas.

La creación de un ministerio público independiente ha contribuido a darle carácter de verdad a la lucha contra la corrupción, los diferentes expedientes que se ventilan en los tribunales ponen de manifiesto el patrimonialismo y el clientelismo en el manejo del Estado. Las ansias de justicia de la población corroboran los esfuerzos de los representantes del Estado, la negación de justicia o la indiferencia del Estado frente hechos punitivos parece una cuestión del pasado. Por otro lado, la cooperación del gobierno con el sector agropecuario ha posibilitado galvanizar la producción primaria y posibilitar la soberanía alimentaria. República Dominicana tiene un potencial agropecuario para alimentar a la población del Caribe insular. El año que concluye también ha visto diferentes amenazas que se ciernen sobre las políticas sociales y la búsqueda de la justicia social.

Las denominadas (APP) alianza-pública-privada dan la connotación de tener un gobierno empresarial o preocupado por otorgar facilidades a través de fideicomisos o incentivos, exoneraciones a las iniciativas privadas; colocar empresarios que no creen en lo publicó en funciones que pueden enajenar el patrimonio estatal a través de la privatización.

Por otro lado, los endeudamientos obligados por los efectos pandémicos pueden comprometer a largo plazo las finanzas públicas. La situación de emergencia provocada por la covid-19, las carencias sociales en qué quedaron inmersas millones de familias obligó a mantener subsidios sociales extraordinarios hasta el mes de mayo pasado.

Esta situación a su vez ha colocado en la mesa financiera la alternativa de una reforma fiscal la cual género ruidos que perturbaron la gobernabilidad y provocó que se obviaran, la población no resiste una reforma fiscal, basta con el estallido ocurrido en Colombia donde se quiso hacer pagar los platos rotos a los pobres. Otras situaciones conflictivas durante el año que culmina lo constituye «La organización de viajes ilegales», no obstante, la mejoría y recuperación de la economía, el dominicano se lanza al mar exponiendo su vida para intentar llegar a otro destino más promisorio.

A esto se suma el drama migratorio haitiano hacia República Dominicana y la descomposición política social y económica. La crisis haitiana impacta en el país. Las bandas haitianas han puerilizado la sociedad eliminando la autoridad y han puesto en marcha la cultura del secuestro y el asesinato. El gobierno dominicano ha movido piezas para que la comunidad internacional observe el drama haitiano y se solidaricen con la solución del mismo.

Otro desafío del año lo constituye la precaria calidad de la educación en el país. Se ha estado haciendo lo mismo que anteriores gestiones y así no se revertirá la baja calidad de la educación. También la lucha medioambiental por preservar las áreas protegidas es otro de los desafíos de las actuales autoridades. Otro tema que no se resuelve en casi finalizado 2021 es el referido a la inequidad generada por las aseguradoras de riesgos de salud o ARS y las aseguradoras de fondos de pensiones (AFP), ambas entidades han obtenido grandes ganancias a costa de reducir las prestaciones y servicios a los afiliados.

El año que concluye deja en carpeta más de 10 reformas estructurales con las cuales se procura modernizar el estado dominicano y eficientizar las funciones públicas.

El autor es Dr. en Educación.

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