¿Embajada de USA en Washington?
Ellis Pérez |
A través de los años, especialmente cuando se daba un golpe de estado en algún país latinoamericano, o en otro lugar y el Departamento de Estado hacía la crítica correspondiente de parte del gobierno norteamericano, muchos jóvenes especialmente izquierdistas, decían que en Estados Unidos de América no se producía un golpe de estado porque no existía una Embajada Norteamericana. La implicación era que el gobierno de los Estados Unidos estaba detrás de la mayoría de esos golpes.
En el gobierno recién pasado de Donald Trump, pudimos advertir – y así hube de señalarlo en algunos de estos artículos- que el presidente Trump, mucho antes de que se activara el proceso electoral, había comenzado a señalar que solo a través de un fraude preparado por los demócratas podía él perder su aspiración de reelegirse.
El repitió este concepto hasta la saciedad, al punto de que una buena mayoría de sus seguidores ya recitaban lo mismo. Lucía la coartada perfecta en caso de una derrota.
Efectivamente, al contarse los votos, no solo los demócratas sobrepasaron por unos siete millones al voto republicano, sino, que los colegios electorales que favorecieron a Trump en las elecciones del 2016 aun con una votación desfavorable de casi tres millones de votos, en el 2020 revirtieron el resultado favoreciendo a los demócratas, prácticamente en la misma proporción, aunque opuesta a la vez anterior.
En una situación de desenfreno en sus reclamos, Trump dio inicio a una larga cadena de demandas de fraude a nivel judicial que en cada caso produjo la denegación de parte de los jueces actuantes. Esas demandas en su mayoría fueron encabezadas por el abogado oficial del presidente Trump, Rudy Giuliani. El intento de golpe de parte de Trump tuvo su momento estelar con el asalto al Capitolio de parte de sus seguidores y el imperativo reclamo al vicepresidente Pence de que denegara ante el Congreso el triunfo de Joe Biden. Como sabemos, Pence se resistió, enfrentando así a su gran jefe. Trump amenaza con lanzar su candidatura para el 2024. Todavía tiene muchos seguidores, pero sus dificultades en el área judicial, que siguen increscendo, podrían dificultar ese propósito. Aun con su gran magnetismo, él podría resultar una carga muy pesada para los republicanos. ¿Estará la sociedad norteamericana lista para abandonar la democracia y asumir una potencial dictadura? ¿Usted, que cree?