Mi despedida a Tomás Troncoso
Ellis Pérez
Tomás, recuerdo que me dijiste: Ellis, antes que nada quiero felicitarte por llevar a cabo esta idea de seguir las carreras de los peloteros dominicanos en Grandes Ligas. Yo soy un deportista apasionado y he estado siguiendo todos los juegos desde que ustedes comenzaron a transmitir. Quiero ofrecerte mis servicios como comentarista. Te contesté, pero nosotros ya tenemos un comentarista que es
Max Álvarez. Tú me dijiste entonces, pero lo que te planteo no es sustituirlo, él tiene mucha chispa y es bueno para la transmisión, lo que yo puedo aportar es la parte técnica del juego en la que él casi no incursiona y yo puedo suplir ese detalle y así enriquecer la transmisión. Recuerdo que te dije, hablaré con Billy Berroa a ver qué le parece, y para que hable con Max a ver si él no se reciente con que se añada otro comentarista. Efectivamente, Billy habló con Max y yo logré compactar ese equipo de cuatro, que tambien incluía al locutor comercial Freddy Mondesí.
No olvido que dentro de tus ajustados comentarios técnicos sobre el juego de béisbol no dejabas de comentar aspectos fuera del juego que tenían que ver con la vida en sociedad y sus aspectos económico-sociales. Eso integraba un cierto sabor político a tus comentarios, que algunos criticaban y otros aceptaban como buenos y válidos. Tu hermano Chiqui, me confirma que fuiste de los llamados “cabeza caliente”, como les decían a los jóvenes que mostraban inconformidad con un régimen político despiadado, algunos se “perdieron” y que por eso tuviste que exiliarte en Puerto Rico en el 1960.
Pocos días después me pediste el espacio para iniciar un programa que llamarías “Los Deportes en Marcha”, a través del cual dabas cátedras sobre los diferentes deportes que se llevaban a cabo en el país y de los más relevantes que tenían lugar en USA, Europa y otras partes del mundo.
Palabras de tu hijo Tommy: “Papi nos enseñó los valores con su ética de trabajo, respeto a los demás y amor incondicional a la familia. Sabía que era grande, pero las manifestaciones de cariño, de dolor, de camaradería del pueblo me dejó impresionado, lo que confirma más aún su grandeza”.
Al despedirme te diré como lo haría Osvaldo Cepeda con su voz más grave, “Toma Tomás, llévate contigo mi amistad fraterna”. EPD