Poder nuclear de Ucrania y “Memorando de Budapest”
Eulogio Santaella
Stalin nació en Georgia, no en Rusia. Khruschev nació en Ucrania. En 1954 al cumplirse 300 años de incorporarse Ucrania a Rusia Khruschev quiso rendirle tributo a su país natal agregándole Crimea y Sebastopol. Inicialmente eso no tuvo trascendencia porque todos los satélites obedecían a Moscú.
Luego ese hecho tuvo graves consecuencias pues al caer el bloque soviético Ucrania era la tercera potencia nuclear mundial, solo por debajo de Estados Unidos y Rusia, y por encima de Inglaterra, Francia, China, India y Pakistán.
Desaparecida la URSS, cada país quería quedarse con el arsenal nuclear de su territorio. Sin embargo, en las discusiones de las potencias Estados Unidos planteó que no era prudente negociar con 4 países por separado y que Rusia debía captar para sí todo el arsenal soviético.
Bielorrusia aceptó sin protestar y Ucrania pretendió retener el arsenal, pero no tenía pleno conocimiento para lanzar cohetes ni recursos para dar mantenimiento. Además, se puso sobre el tapete el accidente de la planta nuclear de Chernóbil ubicada en Ucrania, cerca de la frontera con Bielorrusia. Se llegó a plantear que Ucrania no tendría reconocimiento internacional si no transfería su arsenal a Rusia.
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Ucrania entregó más de 1,800 armas nucleares estratégicas como las de Hiroshima y Nagasaki y unas 2,500 tácticas no probadas en batallas reales. Los silos subterráneos contenían misiles de largo alcance con hasta 10 ojivas termonucleares.
En 1994 se firmó en Budapest un Memorando que garantizaba a Ucrania integridad territorial a cambio de la entrega, desactivación y eliminación del armamento nuclear para lo cual Estados Unidos a dicho país 175 millones de dólares. Luego, en el 2000 Rusia condonó a Ucrania su deuda bilateral de 1,099 millones de dólares.
El memorando de Budapest reza así:
“1.- Los Estados Unidos de América, la Federación de Rusia y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte reafirman su compromiso con Ucrania… de respetar la independencia y soberanía de Ucrania y sus actuales fronteras”. En el punto 2, esos tres estados “reafirman su obligación de abstenerse de toda amenaza o uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de Ucrania y de no utilizar jamás ninguna de sus armas contra Ucrania salvo en defensa propia…”
Todos los otros puntos ratifican la obligación de respetar a Ucrania y su integridad territorial. No obstante, Rusia invadió a tal país y retomó a Crimea y Sebastopol en el 2014. Ya en el 2008, en la tierra natal de Stalin, Georgia, ocurrió un conflicto armado con seguidores de Rusia. Todavía persiste el separatismo de Osetia del Sur y Abjasia. También en el este de Ucrania, limítrofe con Rusia, grupos separatistas proclaman dos “Repúblicas Populares”, Donetsk y Lugansk, cuya existencia aprobó el Parlamento ruso.
Rusia rechaza que Ucrania ingrese a la OTAN. Estados Unidos e Inglaterra, signatarios del Memorando de Budapest y toda la Unión Europea apoyan a Ucrania frente a Rusia, también signataria. Putin se jactó de su arsenal nuclear frente a Ucrania, que quedó desvalida al entregar el suyo. Existe un Tratado de no Proliferación de Armas Nucleares. Sin embargo ¿Hay riesgo de que nuevos países estén tentados a desarrollar su arsenal nuclear para disuadir los agresores?
Ahora ocurrió lo predicho: la diplomacia provocó distensión, disuasión y desescalamiento.