A propósito de un día como hoy

Tony Raful

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El 20 de diciembre de 1962, las elecciones fueron ganadas por el P.R.D. y el profesor Juan Bosch.  El Gobierno  de Bosch fue apoyado de manera  activa por el Presidente John Kennedy, quien brindó  todo el respaldo  a su política social agraria. Kennedy fue más lejos, puso en ejecución su programa de “Alianza para el Progreso” como  propuesta para enfrentar el discurso de cambios y denuncias de la revolución cubana, priorizando a modo de ensayo una asistencia masiva  a los proyectos sociales en el campo, iniciados  con vocación e iniciativa de permutas en la atrasada estructura campesina dominicana.

Cuerpos especializados de técnicos  acudieron en coordinación con el Gobierno dominicano a operar en múltiples acciones productivas, incluidos los “Cuerpos de Paz”. Al respecto la obra, “Crisis de la Democracia” escrita por Bosch en 1964 y publicada en enero de 1965, ofrece datos de esa asistencia. Para Kennedy, Bosch pudo ser la contrapropuesta liberal de transformaciones  en el campo, frente a los vientos de fronda del castrismo. Bosch, fue al mismo tiempo histórico de su corto mandato, un defensor de las libertades públicas y los derechos sociales. Bosch confrontó un problema agudo en ejercicio de Poder, el atraso medular  de los grupos de la oligarquía criolla de la época, intolerantes ante un ejercicio liberal de Estado.

El escaso desarrollo de una conciencia de clase moderna, las ataduras silvestres de su formación y mentalidad política, llevó desde el primer momento que Bosch asumió el Poder, a los partidos conservadores, a conspirar contra la estabilidad democrática. 

Subidos en la ola  neurótica  del anticomunismo como ejercicio  delirante de las pugnacidades del conflicto “Estados Unidos y Cuba”, inficionaron con relativa facilidad los cuerpos castrenses del país, llevando a la nación  a una desgracia nacional, como lo fue el Golpe de Estado de 25 de septiembre de 1963. El sector guerrerista  de la política norteamericana de la época, a través del Pentágono, colisionó con el proyecto de Kennedy, y alentó despropósitos sediciosos,  en el entendido  de que,  experiencias liberales como las de Bosch, resultaban estratégicamente insuficientes para detener las amenazas del comunismo.

El apoyo de Kennedy al experimento de Bosch, se vio afectado por la reacción de Bosch ante el intento de Kennedy de derrocar al dictador Duvalier, para convertir  la isla en una isla de libertad compartida, que sirviera como  contrapuesta a la revolución cubana con la posibilidad de reformas sociales y descabezamiento de las oligarquías rezagadas.

Esto explica la reacción de Kennedy ante el derrocamiento de Bosch, su resistencia activa a reconocer el Triunvirato, y su estímulo a la conspiración del 30 de octubre de 1963 de Santiago, de militares y civiles para reponer el orden constitucional. Bosch no podía entender el movimiento abrupto desconocedor de su autoridad constitucional,  de usar territorio dominicano para  excursiones militares en Haití, sin su autorización.  Años después lo vio  como una decisión de la política norteamericana que desconoció su autoridad. Kennedy veía en el experimento dominicano de 1963, la apertura de cambios en la estructura agraria, que detuviera el embeleso de las juventudes hacia la epopeya castrista.

Oficiales del Pentágono estimularon el Golpe sin que hubiese un mandato expreso de Kennedy en ese sentido. Dicotomía del Poder, propiciada por lo que el presidente  Eisenhower denunció en su momento, como el complejo militar industrial de la guerra.

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