Abel Martínez y el desafío del PLD: Hacia una encrucijada decisiva»

Por Manuel Jiménez

El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) enfrenta un desafío crítico de cara a las elecciones presidenciales y congresuales del 19 de mayo. La militancia muestra falta de fe, y la estrategia de campaña carece de iniciativas y propuestas conectadas con el electorado. Este momento crucial se desarrolla en un contexto donde, por primera vez en la historia, el PLD se presenta a unas elecciones nacionales sin aliados, obligándolo a redoblar esfuerzos en medio de una aparente pérdida de esperanza en su futuro inmediato.

Un titular llamativo de un diario local sugiere una desbandada en las filas peledeístas con renuncias de alcaldes y dirigentes fundadores después de las elecciones municipales del 18 de febrero. Este fenómeno ha sido constante desde la escisión provocada por la abrupta salida del ex presidente Leonel Fernández, quien llevó al PLD a la presidencia tres veces. A pesar de las elecciones municipales y su pobre segundo lugar, la votación del PLD, superior al 20%, plantea posibilidades dadas las altas tasas de abstención, especialmente en municipios clave.

Pero la dirigencia del PLD parece indecisa ante la situación interna y externa que enfrenta. Se rumorea en corrillos políticos que la dirección afronta conflictos internos, incluso de índole personal, y que la «vieja guardia» está sentada, con escasas excepciones, ya sea porque entienden que sus problemas están resueltos de por vida o porque no comulgan totalmente con la candidatura presidencial.

Abel Martínez, un joven político exitoso desde que ganó una diputación en su natal Santiago, siendo presidente de la Cámara Baja y triunfando en dos ocasiones en la alcaldía, se encuentra atrapado en la encrucijada de su propio partido. En las fotografías de las actividades de campaña de Abel, las caras de los dirigentes peledeístas emblemáticos lucen ausentes, lo que no necesariamente responde a una estrategia para mostrar caras nuevas. Según confesiones de dirigentes, no se les prohíbe la participación, pero el malestar interno es evidente.

La campaña de Abel Martínez requiere una reestructuración urgente, desde aspectos menores y de aparentes desinterés hasta su estrategia de comunicación. Lo más crucial es inyectar contenido sustancial a su discurso. Es necesario identificar temas que conecten con el votante, que se conviertan en consignas. En el contexto actual de la sociedad dominicana, hay oportunidades para abordar asuntos relevantes.

El PLD necesita proyectar el rostro y el discurso centrado en Abel, evitando dispersiones y dando mayor preeminencia al discurso del ex Presidente Danilo Medina. La sobreexposición de Medina no contribuye a la revitalización del partido y su conexión con la opinión pública.

Este momento crítico es una oportunidad para que el PLD se reencuentre consigo mismo, marque la diferencia en su presente y se encamine bajo una estrategia bien pensada. Solo mediante un cambio sustancial y audaz en la estrategia actual del PLD podrá enfrentar los desafíos actuales y convertirse en una opción real de poder. Persistir en el derrotero actual solo llevará al fracaso. La ruta hacia la segunda posición en las presidenciales es viable, pero se requiere un cambio sustancial y audaz en la estrategia actual.

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