Abinader centra su atención en la crisis haitiana y en las implicaciones de seguridad para RD

Por Manuel Jiménez

Santo Domingo, Sept 24- La crisis haitiana y sus consecuencias han centrado la atención del presidente Luis Abinader, quien en su reciente viaje a Nueva York insistió en la necesidad de que la comunidad internacional ponga atención a lo que sucede en un país al borde del colapso

“No hay una solución dominicana a la crisis haitiana”, proclamó el jefe de Estado dominicano en su mensaje ante la 76 asamblea anual de la Organización de Naciones Unidas, justo en momentos en que la administración del presidente estadounidense Joe Biden enfrenta una de las peores crisis migratoria en la frontera con México.

La advertencia del jefe de Estado dominicano no se limita tan solo a un llamado de atención sobre los efectos de la crisis en el vecino país, sino que ha dejado claro su decisión de defender el territorio nacional tras reconocer la situación de inseguridad generalizada que afecta a Puerto Príncipe donde al menos 14 bandas armadas imponen el terror y la desestabilización.

El Ejército dominicano informó recientemente que en tan solo dos semanas había frustrado el intento de ingreso al país de casi 4 mil haitianos y en un comunicado más reciente la misma institución informó de la detención de 5,600 haitianos ilegales en comunidades de la provincia de Dajabón, en la frontera norte, que fueron devueltos a su país.

En el comunicado atribuido a la 4ta Brigada del Ejército Nacional, se dice que los operativos contra haitianos indocumentados se ejecutan “por órdenes expresas del presidente de la República, Luis Abinader, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y del ministro de Defensa, teniente General Carlos Díaz Morfa”, así como del jefe de esa institución.

Aunque se carecen de cifras oficiales sobre la presencia haitiana en República Dominicana, sectores nacionales han expresado preocupación por el auge de una migración que no solo se anida en la industria cañera y de la construcción, así como en la labor agrícola, sino que trasciende a otras áreas, incluso la seguridad en edificios residenciales.

Desde hace dos semanas unos 14 mil migrantes centroamericanos y caribeños, en su gran mayoría haitianos, abarrotaron un improvisado campamento para refugiados en la población de Acuña, en el lado mexicano de la frontera y su intento por penetrar a territorio norteamericano y la decisión de los guardias fronterizos estadounidenses de impedírselos generó una crisis que ha afectado la propia Casa Blanca.

El uso de caballos y látigo para reprimir a desesperados haitianos que intentaron penetrar al otro lado de la frontera, acciones ampliamente divulgadas por medios de prensa internacionales, en especial de Estados Unidos, provocó una comunicación telefónica de la vicepresidenta Kamala Harris con el secretario de Defensa para advertirles que la actuación de los agentes fronterizos era inaceptable.

La administración Biden ha establecido desde el domingo pasado un puente aéreo entre Texas y Puerto Príncipe y en 13 vuelos consecutivos ha deportado a centenares de haitianos, medida que generó la inmediata renuncia del enviado especial de la Casa Blanca norteamericano para Haití.

Daniel Foote, enviado especial de Estados Unidos en Haití renunció al cargo el jueves, dos meses después de su nombramiento, al denunciar las deportaciones del gobierno de Joe Biden de miles de haitianos que cruzan la frontera desde México. 

«No me asociaré con la decisión inhumana y contraproducente de Estados Unidos de deportar a miles de refugiados y migrantes ilegales haitianos a Haití», dijo el enviado especial del Departamento de Estado, Daniel Foote, en su carta de renuncia. 

En el texto, dirigido al secretario de Estado Antony Blinken, Foote describió Haití como un lugar en el que los diplomáticos estadounidenses «están confinados en instalaciones de seguridad debido a los peligros que representan las bandas armadas que controlan la vida diaria». 

«Sumida en la pobreza y rehén del terror», la población haitiana «simplemente no puede soportar el flujo forzado de miles de migrantes que regresan y que carecen de comida, refugio y dinero sin provocar una nueva e inevitable tragedia humana», escribió. 

«Más refugiados alimentarán aún más la desesperación y el crimen». La renuncia del funcionario ocurre luego de que el gobierno estadounidense empezó la semana pasada a embarcar en aviones a ciudadanos haitianos que entraron a Estados Unidos desde México para llevarlos de regreso a su país.

“Bueno, es que ya Hai­tí es más que un problema haitiano, un problema que también nos afecta a nosotros, ya se está convirtiendo en un problema regional”, agregó el jefe de Estado, obviamente en alusión a los problemas migratorios que Haití está generado en terceros países.

Justamente citó la situación de la frontera entre México y Estados Unidos, y que ahora hay unos 19 mil haitianos también en Panamá.

“Nosotros esperamos que ellos actúen, pero mientras tanto, vamos a tomar todas las medidas para proteger nuestro país”, advirtió.

República Dominicana mantiene centenares de soldados a lo largo de los casi 400 kilómetros de frontera con Haití apoyados por equipos de vigilancia electrónica como drones y cámaras, así como aviones y helicópteros militares, pero esto no frena la migración ilegal y el contrabando. La última decisión de la administración Abinader ha sido la construcción de una costosa verja perimetral, proyecto que está a cargo del Ministerio de Defensa.

De acuerdo con lo informado en días pasados por el Canciller Roberto Álvarez, la verja tendría una extensión de 190 kilómetros y una inversión superior a los US$100 millones.

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