Accidente de avión de líder mercenario ruso, visto como una venganza del Kremlin

El líder mercenario ruso Yevgeny Prigozhin y los altos cargos de su empresa militar privada Wagner fueron dados por muertos en un accidente aéreo que está ampliamente considerado como un asesinato, dos meses después de organizar un motín que mermó la autoridad del presidente de Rusia, Vladímir Putin.

La agencia de aviación civil de Rusia dijo que Prigozhin y seis lugartenientes viajaban a bordo de un avión privado que se estrelló el miércoles poco después de despegar de Moscú, con una tripulación de tres personas. Los rescatistas dieron rápidamente con los 10 cadáveres y los medios rusos citaron a fuentes del Grupo Wagner de Prigozhin que confirmaron su deceso.

Funcionarios de Estados Unidos y de otros países occidentales llevaban tiempo esperando la persecución de Putin a Prigozhin, a pesar de la promesa de retirar los cargos en su contra un acuerdo que puso fin al motín del 23 y el 24 de junio.

“No sé a ciencia cierta lo que ha pasado, pero no me sorprende”, dijo el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. “No hay mucho de lo que pase en Rusia en lo que Putin no esté detrás”.

Los partidarios de Prigozhin afirmaron en canales de aplicaciones de mensajería proWagner que la aeronave fue derribada de forma intencionada, pero las acusaciones no pudieron verificarse de forma independiente. Numerosos opositores y críticos de Putin han muerto o enfermaron gravemente en aparentes intentos de asesinato.

En declaraciones a la televisora letona, el director del Centro de Excelencia de Comunicaciones Estratégicas de la OTAN, Janis Sarts, manifestó que “el derribo del avión no fue, desde luego, una mera coincidencia”.

“Fue como que algo le fue arrancado en el aire y empezó a caer y caer”, expresó la mujer.

El presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy también dejó clara su opinión. “Nosotros no tuvimos nada que ver con esto. Todo el mundo sabe quién fue”, expresó.

El accidente ocurrió en el mismo día en que medios rusos reportaron que el general Sergei Surovikin, un antiguo alto mando en Ucrania que al parecer estaba vinculado a Prigozhin, fue cesado de su cargo como comandante de las fuerzas aéreas rusas. Surovikin no ha sido visto en público desde el motín, cuando grabó un video instando a las fuerzas de Prigozhin a retirarse.

La policía acordonó el campo donde se estrelló el avión mientras los investigadores estudiaban el lugar. Se vio entrar a vehículos para trasladar los cuerpos, que al parecer estaban muy carbonizados, para su autopsia.

Anastasia Bukharova, una habitante de Kuzhenkino de 27 años de edad, relató que estaba caminando con sus hijos cuando vio al jet “y ¡boom! Explotó en el cielo y empezó a caer”. Contó que temió que el avión caería sobre casas cercanas y corrió con sus hijos, pero la nave terminó cayendo en una pradera.

En el cuartel general de Wagner en San Petersburgo se encendieron luces para dar forma a una gran cruz. Los partidarios de Prigozhin depositaron flores en un homenaje improvisado en el edificio.

Aunque surgieron innumerables teorías acerca del siniestro, la mayoría de los observadores consideraron la muerte de Prigozhin como un castigo de Putin por el desafío más grave a su autoridad en sus 23 años en el poder.

Tatiana Stanovaya, del Carnegie Russia Eurasia Center, indicó en Telegram que “no importa lo que haya causado el accidente aéreo, todo el mundo lo verá como un acto de venganza” de Moscú y “el Kremlin no se interpondría realmente” en esa narrativa.

“Desde el punto de vista de Putin, así como de las fuerzas de seguridad y del ejército, la muerte de Prigozhin debe ser una lección para cualquiera que intente seguir sus pasos”, agregó Stanovaya en su publicación.

En el alzamiento de menos de 24 horas que comenzó el 23 de junio, los mercenarios de Prigozhin tomaron Rostov del Don, una ciudad del sur de Rusia, y el cuartel general del ejército sin efectuar disparos, antes de llegar a unos 200 kilómetros (125 millas) de Moscú en lo que Prigozhin calificó como una “marcha de la justicia” para destituir a los mandos militares que exigían que sus efectivos firmasen contratos con el Ministerio de Defensa. Durante el motín, derribaron varios aviones militares y se cobraron la vida de más de una docena de pilotos rusos.

El líder mercenario publicó a principios de esta semana su primer video desde la rebelión. En la grabación afirmaba que se encontraba en un lugar no revelado en África donde Wagner está “haciendo a Rusia aún más grande en todos los continentes, y a África aún más libre”.

Al parecer, las actividades de Prigozhin en el extranjero irritaban a la cúpula del ejército ruso, que ha tratado de remplazar a Wagner con soldados rusos en África.

El Instituto para el Estudio de la Guerra, un centro de estudios estadounidense, afirmó que las autoridades rusas habrían podido actuar para acabar con Prigozhin y con sus principales socios como “el último paso para eliminar a Wagner como organización independiente”.

Es poco probable que la muerte del líder mercenario repercuta en la guerra de Rusia en Ucrania. Sus fuerzas libraron algunas de las batallas más encarnizadas de los últimos 18 meses, pero se retiraron del frente tras la toma de la ciudad oriental de Bájmut a finales de mayo.

AP

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