Actos de contricción por Miguel Gutiérrez

 Edgar Lantigua

El mundo de hoy está cada vez más lejos de las tradiciones seculares de la tradición cristiana, hoy que predomina todo tipo de creencias y donde nos encaminamos a una relativización de todo, pocos pedirán actos de contrición.

En esencia el acto de contrición es la manifestación viva, mediante la oración, de nuestro arrepentimiento por las faltas y pecados cometidos. Los católicos tenemos oraciones específicas para estos fines.

En diferentes momentos de la historia, hemos visto peticiones de perdón a la colectividad por parte de gobiernos, partidos políticos e instituciones de servicio, a lo que no ha escapado la Iglesia Católica, creo que cada uno de los papas de la segunda mitad del siglo XX para acá, a recurrido a la petición de perdón, por la participación de la iglesia en acciones de gobiernos injustos y por el más frecuente de los pecados de sus miembros, los abusos sexuales de muchos sacerdotes.

Se podrá alegar que estas peticiones de perdón, no disminuyen el daño causado a las víctimas, pero indiscutiblemente son un reflejo de una iglesia que lucha por sobreponerse y evitar que sigan ocurriendo esas inconductas, sobre las cuales la sociedad tiene cada vez más conciencia.

La condena a 16 años de prisión, en los Estados Unidos, del exdiputado Miguel Gutiérrez, luego de admitir su participación en el entramado de tráfico de drogas hacia ese país, es del tipo de hechos, que ocurren en la actualidad, y que no parecen provocar en la sociedad el nivel de alarma y preocupación que debería.

El Listín, en una demostración clara de su responsabilidad con la sociedad, es el medio que con más firmeza ha condenado las implicaciones de este hecho, al calificar en su editorial del sábado, la condena del legislador de, Una vergüenza para el país. Lo es, y deberíamos darle la magnitud que tiene este hecho.

El que un diputado haya admitido su participación en estos delitos y aún cooperando con las autoridades de la agencia antinarcóticos de los Estados Unidos, reciba una condena de 16 años de cárcel, no solo es una vergüenza para el país, lo es, para toda la sociedad, para la clase política, para el partido de gobierno, para la demarcación que lo eligió y para quienes firmaron la petición de clemencia de la cual se ha hecho eco este medio.

Lo he dicho en artículos anteriores, el PRM, debería hacer un acto de contrición ante el país, pedir perdón, por el fallo que significa que su boleta electoral se viera infiltrada, no solo por Gutiérrez, sino por otras personas implicadas en delitos de narcotráfico y lavado de activos, lo mismo que cualquier otro partido que haya llevado en sus propuestas electorales, personas en la misma situación. Solo así demostraremos un verdadero interés de enfrentar ese flagelo.

Es una demostración clara del mayor problema que tiene nuestra sociedad, con relación a la droga, todo el mundo sabe, en un barrio, quienes se dedican a este negocio, menos los organismos dedicados a enfrentarlos.

Al margen del hecho de que la madre de Gutiérrez, asuma la responsabilidad de la carta firmada por un sacerdote y un presidente de una junta de vecinos, junto a cientos de personas, un hecho legítimo desde la perspectiva de una madre, uno espera algún acto de contrición de ese cura y de la iglesia, por lo menos.

Y es verdad, que las peticiones de perdón, no van a subsanar el daño hecho a la sociedad, pero al menos nos darían la impresión, de que hay un sincero arrepentimiento.

Listín Diario

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