Alemania busca una «tercera vía» para suministrar tanques a Ucrania
Berlín, 21 abr (EFE).- Alemania busca fórmulas, vía terceros países, para hacer frente a las demandas de armamento pesado que precisa urgentemente Kiev, en medio de las críticas internas y externas sobre el canciller Olaf Scholz por su gestión ante la guerra de Ucrania.
Hasta ahora, Berlín insistía en que no podía suministrar a Ucrania los blindados que se le requerían ni tampoco con la inmediatez precisa, ya que la propia Bundeswehr (Ejército federal) no dispone de reservas. «De hacerlo, no podría garantizar su operatividad ni responder a sus compromisos defensivos con la OTAN», afirmaba aún hoy la ministra de Defensa, Christine Lambrecht.
Unas horas después de hacer estas afirmaciones al canal de televisión ntv, la titular de Defensa, del Partido Socialdemócrata (SPD) de Scholz, comparecía de nuevo para apuntar a un intercambio a través de un tercer socio como forma de resolver el dilema.
La idea es que ese país -presumiblemente Eslovenia- entregue a Kiev armamento de fabricación soviética y que Berlín, por su parte, preste a ese país de la Alianza Atlántica tanques «Marder» o «Fuchs» producidos en Alemania.
Lambrecht denominó esa variante como un «intercambio», que agilizará las entregas, reforzará a Ucrania frente a la ofensiva rusa y, ademas, no debilitará la capacidad defensiva de la OTAN.
Ucrania venía exigiendo de Alemania mucho más que los suministros meramente defensivos que hasta ahora Berlín, como otros aliados de la OTAN, han entregado. Mientras Scholz se parapetaba en la escasez de recursos de su ejército, sus socios de gobierno, los Verdes y los Liberales, insistían en que Kiev no puede esperar.
Especialmente duras fueron las declaraciones del diputado verde Anton Hofreiter, presidente de la comisión de Exteriores, y de la liberal Marie Agnes Strack-Zimmer, presidenta de la de Defensa, de regreso de un viaje a Kiev, reprochando a Scholz su inacción.
El problema «está en Cancillería», afirmó Hofreiter, según el cual no hay ninguna razón que impida esos suministros. Scholz debe «romper su silencio» y explicar «de una vez» qué está dispuesto a hacer, añadió la diputada liberal.
UNA CANCILLERÍA ALETARGADA
A los reproches de estos dos diputados de las filas coaligadas se sumaban las posturas conocidas de los dos ministros más destacados entre los Verdes -la titular de Exteriores, Annalena Baerbock. y el de Economía, Robert Habeck, con rango de vicecanciller-.
Habeck venía defendiendo los suministros de armas a Ucrania desde antes de entrar en el gobierno, en contra de las posiciones del ala más ecopacifista de su partido; Baerbock apostaba por la vía crítica hacia Moscú también desde sus tiempos en la oposición.
Ambos ministros verdes vieron ratificadas sus posiciones a más tardar desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania. Scholz anunció a raíz de la agresión un giro radical en la política de Defensa -con un programa de inversiones de 100.000 millones de euros para poner al día a la Bundeswehr y una partida de 1.000 millones de ayuda militar a Ucrania-. Pero no ha llegado a plasmar esos planes en realidades.
Las críticas a Scholz desde las filas se han convertido en ataques furibundos desde la oposición conservadora, que no deja pasar la ocasión para recordar a diario la relación de «complicidad» existente entre el Partido Socialdemócrata (SPD) del canciller y la Rusia del presidente Vladímir Putin.
No solo atacan la lentitud de Scholz, sino también la dependencia energética heredada del acuerdo entre el anterior canciller socialdemócrata, Gerhard Schröder, y Putin. De la relación de amistad o alianza de intereses surgió en 2005 el gasoducto Nord Stream, clave de esa dependencia.
La conservadora Unión Cristianodemócrata (CDU) guarda ahí cierta cautela. No solo porque la dependencia se amplificó en los 16 años en el poder de Angela Merkel, sino también porque tanto o más amigo de Putin que Schröder fueron los sucesivos líderes de su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), que durante años han rendido la misma devoción al líder del Kremlin que el ultraconservador húngaro Víktor Orbán.
PRESIÓN BÁLTICA Y POLACA
«Para Alemania no hay tabús en los suministros a Ucrania», afirmó hoy Baerbock desde Estonia, la segunda estación de su gira por los países bálticos. La visita de la ministra de Exteriores parece obedecer a un intento por calmar los ánimos ante estos aliados de la OTAN y la UE que, como Polonia, representan el respaldo incondicional a Ucrania.
Desde Varsovia, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, indicaba su disposición a «contactar» a Scholz para «explicarle» la necesidad de dar un giro rápido a su política de Defensa, ante la evidencia, dijo, de que Ucrania no puede esperar.