Armatrostes estatales con potencial turístico

¨Por Juan Llado

El Estado dispone en Santo Domingo de una cantidad de activos inmobiliarios y de otra índole, cerrados o sin ningun uso, que podrían ser explotados turísticamente. Sin embargo, no hay motivos aparentes para que continúen ociosos. No parece ser valido el argumento de que cualquier establecimiento o negocio que en ellos se instale no tendría suficiente demanda. Tal vez la tarea más difícil seria saber que hacer con ellos de manera que añadan atractivos a la Ciudad Primada de America.

De la recién transcurrida Feria del Libro emanó la idea de que su próxima edición podría ser en la Feria Ganadera. Mientras llovieron quejas sobre ese malhadado evento, incluyendo la del deterioro que le provocó a las ruinas coloniales, el sitio alternativo dispone del espacio y los parqueos para acoger las masivas visitas que genera. La dificultad de transportarse para el grueso de los interesados no seria problema si a la estación del Metro del Centro de los Héroes se le ponen dos o tres autobuses que lleven a la gente al recinto ferial cada quince minutos. Porque las ferias agropecuarias y de automóviles que se celebran ahí solo ocupan el recinto por muy pocos días, la Feria del Libro cabe perfectamente en sus 140,000 metros cuadrados.

En el 2007 el presidente Fernandez inauguró ahí la Feria Nacional Agropecuaria y posteriormente le dono el recinto por decreto al Patronato Nacional de Ganaderos. En marzo de este año se celebró la 32va. Feria Agropecuaria, pero el evento que más atrae público es la feria de automóviles. La capital no es tan buen lugar para ferias agropecuarias como lo seria Santiago. En una reducida porción del recinto capitalino funciona un mercado, pero mejor seria que funcionara una sucursal del Merca Santo Domingo. Sin embargo, otro decreto de declaración de utilidad pública podría habilitar el lugar para el desarrollo de un Centro de Convenciones. Hace unos 20 años que una empresa de Bilbao propuso eso y, lamentablemente, no le pusieron caso.

Los terrenos de la Feria Ganadera pertenecen al ADN. Si se calcula a un precio mínimo de USS225 el metro hoy día ese recinto tiene un valor de mercado de unos US$31,500 millones. Vendiendo esos terrenos tambien se podría reubicar el Hospital Robert Reid Cabral para usar su solar para el Centro de Convenciones. Ahí fue donde la consultora ITB Consulting, en su estudio del 2008 sobre 22 localizaciones alternativas, concluyó que era el sitio más adecuado. En el 2014 se anunció que Messe Berlin construiría el centro, pero ahora se anuncia que será la empresa española que organiza a FITUR (Ifema).

Mas hacia el este se encuentra el enmudecido Teatro Agua y Luz. La última vez que fue usado fue cuando se filmaron ahí algunas escenas de la famosa película El Padrino II.  Desde entonces se han anunciado varios proyectos, pero ninguno se ha materializado y su propietario, Corphotels, no anuncia nada nuevo. “En el 2022 la Suprema Corte de Justicia anuló de manera definitiva la concesión que se le había adjudicado de manera ilegal a una empresa vinculada al hijo del exministro de relaciones en el gobierno de Danilo Medina Miguel Vargas Maldonado mediante un comunicado de prensa por Carlos Pimentel titular de la Dirección de Contrataciones Públicas.”

Ese elefante blanco sigue ahí taciturno y sin ninguna prospectiva. Pero si el Estado remodelara el edificio se podría desarrollar ahí un centro de baile con el nombre de Palacio de la Bachata y el Merengue, donde no solo se le rinda homenaje a nuestra música sino tambien a la gastronomía criolla. Con una buena administración privada que garantice precios módicos a los parroquianos, el lugar seria un sitio de visita obligado para muchos de los extranjeros que visiten la ciudad. Si el Monumento del Son en Villa Mella funcionó con mucho éxito, el propuesto Palacio tambien lo lograría siempre que la inversión en la remodelación estuviera a cargo del Estado.

Algo similar pasa con la otrora famosa Guácara Taina. A pesar de ser un lugar muy atractivo para el entretenimiento de nacionales y extranjeros, un supuesto litigio entre el ADN y su ultimo arrendatario la mantiene en ascuas. Si pudiera destrabarse ese lio la Guácara se convertiría nuevamente en uno de los principales atractivos de la ciudad. El sitio es tan singular que resulta subyugante.

Por otro lado, ¿qué hacer con el imponente edificio de lo que estaba supuesto a ser el Hotel El Prado frente a Guibia? Hace más de tres décadas que está abandonado y no se perciben señales de que su actual propietario, el Banco Central, tenga ningun plan para su uso. Dicen que el proyecto original se malogró porque descubrieron una falla geológica que pone en peligro la estructura del edificio. Por tanto, vegeta ahí sin ningun uso y el propietario no quiere gastarse el millón de dólares que podría costar su demolición. Esto es de lamentar porque por lo menos su solar podría usarse como parqueo para los visitantes del pueblo llano que acuden a Guibia.

Pero es preferible soñar con que, ya sea usando el edificio actual o construyendo uno nuevo, ahí se desarrollara el Museo del Futuro, un sitio de exhibición de los avances tecnológicos más impresionantes que moldearán nuestro futuro. La ubicación es ideal porque así pueden los jóvenes de nuestros barrios carenciados “matar dos palomas de un tiro” visitando ese museo y usufructuando las caricias de las brisas de Guibia. ¿Habría posibilidad de alguna alianza público-privada para eso? Seria un museo con mucho más atractivo que la obsoleta Feria del Libro, tanto para nacionales como para extranjeros.

En el Malecón se ubican otros sitios de propiedad estatal con potencial para su aprovechamiento turístico. Uno de ellos es el edificio que alberga la actual Comandancia del Puerto, en las inmediaciones de la estatua de Montesinos. La maravillosa arboleda que la rodea y su adyacencia a la Fortaleza Ozama hace que el sitio sea ideal para restaurantes y/o cafeterías al aire libre donde puedan acudir los turistas. No existe ninguna razón lógica que justifique que esa Comandancia opere ahí cuando puede operar perfectamente en la Base Naval al otro lado del Ozama.

Igual situación se da con la anodina Muralla de Trujillo que circunda la Fortaleza Ozama. Entre la muralla y el arrecife existe un espacio copado por una frondosa vegetación, lo cual sugiere que podría ser un refugio de aves. Pero lo más práctico seria que se demoliera esa “maléfica muralla” y se usara el espacio para los autobuses que visitan desde Bávaro y Punta Cana. Ya el parqueo que estos usan frente a la Terminal Don Diego no es suficiente y los conductores de esos autobuses pasan las de Caín tratando de parquear en un sitio adecuado. Esa muralla oprobiosa debe ceder su espacio a la libertad que implica el turismo.

Son varias las otras propiedades estatales del Malecón que requieren una reconceptualización. Por ejemplo, el Parque Eugenio Maria de Hostos debe ser reconfigurado para que sirva de soporte a los juegos infantiles y otras facilidades de la Plaza Juan Baron. Su actual configuración desperdicia mucho ese valioso espacio. Algo similar pasa con el famoso Obelisco que construyó Trujillo para conmemorar el cambio de nombre de la ciudad (de Santo Domingo a Ciudad Trujillo). Ahí iría mejor una enorme estatua de Juan Pablo Duarte, aprovechando la ocasión para tambien rebautizar al Malecón con su glorioso nombre.

¿Y qué hacer con el famoso helipuerto ubicado frente a Metaldom donde se gastaron decenas de millones para no recibir un solo aparato? ¿Y por qué no se vende al mejor postor el Hotel Jaragua? Mejor pararnos aquí y no incursionar en los posibles usos de las 93 propiedades que el Estado posee en el Centro Histórico. Y ni hablar de los restaurantes…

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