Arranca la presidencia de Boric, el simbolismo y la esperanza para Chile

SANTIAGO –  Este 11 de marzo se transformó en una jornada plena de simbolismos que abrió una nueva transición para Chile, cargada de esperanzas, desafíos y, sin duda, dificultades. Gabriel Boric Font asumió en esta fecha como el presidente más joven y el más votado en la historia de este país, para iniciar un gobierno que promete ser feminista, verde, descentralizador y progresista.

“Ante el pueblo y los pueblos de Chile, sí, prometo”. Con estas palabras, Boric, de 36 años, cumplió el ritual de aceptación del cargo de presidente de este país sudamericano, en un reconocimiento a los seis pueblos originarios, representados en la Convención Constitucional que trabaja en la redacción de una nueva carta fundamental que remplazará a la impuesta bajo la dictadura de Augusto Pinochet en 1980.

Tradición e innovación. Pasado el mediodía hizo su ingreso al salón de honor del legislativo Congreso en Valparaíso (120 kilómetros al oeste de Santiago), el rey Felipe VI de España, según el protocolo que en su condición de monarca lo consagró como el más importante de los invitados extranjeros y por tanto el último en llegar a la ceremonia.

En contraste con la tradición, unos veinte minutos después juró por primera vez un mandatario sin corbata ni uniforme castrense, mientras en las tribunas de invitados especiales se observaban las delegaciones de las Madres de la Plaza de Mayo de Argentina y de la Agrupación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos de Chile, además de personalidades como la escritora nicaragüense Gioconda Belli, opositora al régimen de Daniel Ortega, y la expresidenta brasileña Dilma Rousseff.

«Sepan que vamos a dar lo mejor de nosotros para estar a la altura de los desafíos que tenemos como país», afirmó tras recibir la banda presidencial, para añadir emocionado: «Es difícil encontrar las palabras».

En el aforo reducido de la ceremonia a raíz de la covid-19, con 500 invitados en lugar de los 1200 habituales, Boric invitó a dirigentes gremiales de las pequeñas y medianas empresas y, en cambio, se abstuvo de convidar a los grandes empresarios, lo cual desató una protesta de Juan Sutil, el derechista presidente de la poderosa Confederación de la Producción y el Comercio.

Fue el socialista Álvaro Elizalde, como flamante presidente del Senado, quien le ciñó la banda presidencial a este exdiputado y exdirigente estudiantil, símbolo de una nueva generación política que comenzó a irrumpir con las luchas de estudiantes secundarios en 2006, se legitimó en las movilizaciones universitarias de 2011 y alcanzó protagonismo acompañando el estallido social iniciado el 18 de octubre de 2019.

Sebastián Piñera, el derechista mandatario saliente, le entregó a su vez a Boric la piocha de Bernardo O’Higgins, el llamado padre de la patria, con la cual se selló la banda tricolor que, en otro gesto innovador, fue confeccionada por costureras del Sindicato Revolucionario Textil, una agrupación de trabajadoras forjada en las protestas contra el gobierno anterior.

La jornada de cambio de mando incluyó la posesión del equipo que acompañará al presidente, expresión también de los nuevos rumbos. El primer ministerio en la historia con franca mayoría de mujeres, 14 en un total de 24, con la médica Izkia Siches como jefa del gabinete, en el cargo de ministra del Interior.

La exdiputada socialista y nieta del expresidente Salvador Allende (1970-1973), Maya Fernández, en el Ministerio de Defensa, la exdiputada comunista y líder estudiantil Camila Vallejo como vocera presidencial desde la Secretaría General de Gobierno y la periodista Antonia Orellana, del partido de Boric (Convergencia Social), en el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, son protagonistas de esta innovación ministerial.

Un gabinete que reconoce el papel de la coalición Apruebo Dignidad, formada por los cuatro partidos del Frente Amplio y el Partido Comunista, que lanzó la candidatura del flamante presidente, pero que también incorpora a socialistas, radicales (socialdemócratas) y de otras fuerzas de la antigua Concertación por la Democracia, que apoyaron a Boric en la segunda vuelta de las presidenciales donde derrotó por amplio margen a José Antonio Kast, candidato de la extrema derecha.

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