Australia se pasó con Djokovic

Por Tony Raful Hijo

«Aquellos que son más morales están más alejados del problema.» S.A.

Celebran los castigadores, los moralistas, los que nunca han cometido un error o han osado pensar diferente. También los que se rehúsan a la empatía y siguen como autómatas a las grandes mayorías. Los que vienen cultivándole un rechazo polar ante la caída del reinado de Federer o Nadal.  Sin embargo, también celebran los que han asumido pasivamente la narrativa oficial, quizás a estos últimos convenga hablarles. 

«No, a la gente no gusta que/

Uno tenga su propia fe»

«La ley es la ley, nadie por encima de ella». «Australia hizo bien». «Djokovic sabía que no podía jugar vacunado y optó desafiante por humillar el gran pueblo soberano de Australia». «Este porque se cree millonario…» Pues no. Resulta que el tenista serbio aplicó a un proceso de exención a vacunarse igual que otros tenistas que habían entrado. Le aseguraron que era posible. Se lo dijo la Federación de Tenis de Australia, se lo validó el gobierno de Victoria, el Primer Ministro de Australia un día antes de su llegada estableció que era lo usual… Lo visaron. No obstante, la presión pública, un año electoral, el partido de oposición, cientos de miles de personas vacunadas y hastiadas del covid… creó la presión política, que no le permitió entrar a Australia. La misma que lo trató como un intruso ilegal y peligroso. 

«Todos todos me miran mal/ 

Salvo los ciegos es natural.»

El juez Kelly que vio su caso ante los procedimientos que Djokovic había realizado a su llegada preguntó: “¿Que más este hombre pudo hacer?”. Lo dejó libre ya que los agentes de migración no lo dejaron defender su exención, validada por dos juntas médicas. No obstante, el gobierno se vio burlado y las críticas políticas seguían. Las encuestas lo querían fuera. Así que había que hacer uso de un poder extraordinario del Ministro, expulsarlo de cualquier forma. El gobierno, en el marco de estos procesos, admitiría que su visa estaba en orden y que su exención era legal, pero ante el problema político esperaron varios días y lo declararon un riesgo nacional, no lo era el primer día, lo fue 6 días después de estar aislado e interno en una cancha de tenis practicando, este viernes se volvió un riesgo. ¿De qué? ¿De esparcir el covid? No, Puesto que no lo tenía. De una posible promoción del movimiento anti-vacunas, de pensar diferente. Una persona que no ha hecho un llamado en contra de la vacunación, que a lo sumo ha dicho que prefiere si lo dejaran a la libre opción.

«No hace falta saber latín/ 

Yo ya sé cuál será mi fin,

En el pueblo se empieza a oír,/ 

Muerte, muerte al villano vil»

Fue así, como el Primer Ministro resolvió su problema político. En el camino se cometieron excesos. En la llegada de Djokovic algunos, otro ejemplo fue el de la jugadora Renata Voracova que había estado jugando ya unas semanas previo a la llegada de Djokovic con una exención y fue deportada. Estaba vacunada, solo que con la vacuna Sputnik y esa no era del catálogo oficial. Este lunes el gobierno australiano aceptó Sputnik, pero ya ella no estaba en el país para jugar el torneo. 

“Es un total chiste lo que pasó estos 12 días. Es triste como ha terminado… Si él decide no vacunarse y las autoridades australianas le decían “No puedes venir a menos que lo estés” fin de la historia, era blanco o negro.” John Mcenroe

En la razón final hubo otros excesos más peligrosos. El abogado del gobierno alegó que las posiciones de Djokovic eran comprendidas ampliamente y era un icono para los grupos anti-vacunas. Ante el debate con la defensa de Djokovic argumentó que no importaba lo que en realidad haya dicho en el pasado sino como era «percibido» y lo que estimulaba. Podría volverse un «Ícono de la libre elección» dijo el representante del gobierno, aun cuando el 95% de su población ha sido inoculada. La percepción es lo que interesa. Sin embargo, el tenista no fue a hacer política antivacunas, su posición no es siquiera clara. Hasta el final, Djokovic no había dejado claro si se había vacunado o no, promovía la confidencialidad de la condición médica de todos. No ha hecho un llamado a no vacunarse, de hecho, ha ayudado a la vacunación en Serbia.

“Pero yo siento que ustedes solo lo tratan como Novak Djokovic y no como un ser humano. Imaginen cómo se siente… Estamos (en Australia) manejando esta situación muy mal. Estos memes, titulares, este es uno de nuestros grandes campeones, pero al final del día, él es humano. Háganlo mejor.” Nick Kyrgios

Es decir, finalmente la visa no fue revocada por equivocarse en un formulario; no fue revocada por no aplicar la exención médica dada; no fue por dar como dicen algunos difamadores una PCR falsa; ni tampoco por iniciar tarde la cuarentena en Serbia…  ¿Dónde entonces están «las reglas» cuando gobierna el sentimiento y la arbitrariedad?

«Todos tras de mí a correr/ 

Salvo los cojos, es de creer.»

La percepción se lo ha llevado. Perfectamente atizada por los medios, el odio y las redes sociales. La incapacidad de escuchar al otro, de cuestionar medidas, la necesidad de sembrar castigo al que piense distinto. Comentaba en un grupo el otro día sobre la alta velocidad que lleva el proceso de vacunación. 1, 2, 3, 4, 5…. dudas razonables pueden surgir en torno a esta política y negocio. ¿Hasta cuándo y hasta las cuántas será obligatorio? ¿Quién quedará con propiedad para resistirse a este tipo de dinámicas? En eso puede que tipos como Djokovic posean de los pocos estandartes subsistentes, aunque él no haya elegido liderar nada. De ahí, tal vez la incomodidad de verlo triunfante en su mejor condición física. 

«En el mundo pues no hay mayor pecado/ 

Que el de no seguir al abanderado»

Y bueno, aún si pensamos que Djokovic está equivocado y debió vacunarse, buscó cumplir con las reglas de Australia y era un objetivo fácil de aislar. No fue buscando el martirologio, ni a consumir su salud durmiendo y almorzando mal, ni apelar medidas gubernamentales, o a recibir este odio por redes… le dijeron que podía jugar al tenis y fue a jugar. Sin la aprobación se hubiese quedado en su casa. Pudo elegir un proceso más largo que asegurara otra apelación, pero el objetivo no era entrar a Australia, sino al Australian Open que ya comenzó. En lo que se convirtió todo fue un espectáculo de mal gusto. A la larga, tendrá que vacunarse o arriesgar nuevos récords, pero en el presente, la arbitrariedad triunfó y la víctima favorita de muchos, no salió a buscarlo. 

«Yo no pienso pues armar ningún lío/ 

Con que no va a Roma el camino mío» GB

Comentarios
Difundelo
Permitir Notificaciones OK No gracias