Banca extranjera, ¿de regreso al mercado de RD?
Luego de alcanzar un 60 % de los activos en la década de los 70 la banca foránea bajó a menos de 10 %, ahora pudiera subir algo
Por Héctor Linares
Santo Domingo, 26 Feb – Hasta finales de la década de los años 70 y principio de los 80, el mercado bancario dominicano contaba con una fuerte presencia de la banca extranjera, que llegó a representar entre 40 y 60 por ciento de los activos del sistema.
Nombres como Bank of America, The Royal Bank of Canada, Scotia Bank, Citi Bank, Chase Manhattan Bank, Banco de Boston, Banco Español y Banco de Santander mostraban su presencia con llamativos letreros en las principales calles y avenidas de la capital dominicana.
Eran bancos estadounidenses y canadienses que estaban operando en el mercado dominicano por décadas. Tenían licencias para actuar como sucursales.
Desde mediado de la década de los 80 se produjo una acelerada participación de los bancos dominicanos en los activos del sistema. Comenzó también la retirada de importantes bancos extranjeros del mercado local. En el 19851 cerraron sus operaciones en el país el Bank of America y el Royal Bank. Los activos de ambos fueron adquiridos por el Banco del Comercio Dominicano, ua entidad fundada por el empresario comercial José Ureña en el año 1980.
El éxodo de la banca extranjera del mercado local coincidió con la época cuando todavía estaba vigente la vieja ley de inversión extranjera, que entre otras limitantes restringía la repatriación de utilidades a las empresas foráneas, y con la crisis de la deuda que afectó a la región de América Latina que obligó a muchas economías a renegociar su deuda con la banca internacional.
En ese lapso comenzó un proceso de retiro de la banca foránea, mediante la venta de sus activos y negocios en el país. Del grupo de esa época de entidades bancarias extranjeras con presencia y operaciones directas en el mercado dominicano solo quedan con operaciones presenciales en territorio dominicano el Scotia y el Citi. El primero de estos ha expandido sus operaciones y es actualmente el cuarto mayor banco del sistema. El Citi ha quedado en una presencia muy discreta, que del 5.3 por ciento de los activos del sistema que tenía en el 1980, ha quedado en apenas un 0.8 por ciento al 2022.
Locales y quizás clientes de las instituciones que se marcharon son ahora propiedad de bancos dominicanos y de uno de los extranjeros que se quedó, el Scotia.
El desmonte de la extranjerización de la banca en República Dominicana inició en el año 1985, cuando los bancos The Royal Bank of Canada y Bank of America vendieron sus activos en el país.
Poco después se marchó el Chase, para entonces el banco depositario de los recursos de la embajada de los Estados Unidos en el país.
El Royal y el of America fueron adquiridos por el Banco del Comercio y el Chase por el Banco Nacional de Crédito(Bancrédito) que se adelantó a gestiones que entonces hacía el Banco Intercontinental, que había contratado a la que había sido jefa local del Chase, Vivian de Castillo.
Bancomercio y Bancrédito, dos entidades nacidas a principio de los 80 y que quebraron posteriormente, surgieron cuando la “dominicanización” de la banca tomaba forma e impulso.
La banca puramente dominicana inició con la fundación del Banco Popular Dominicano, el cual inició sus operaciones el 2 de enero del año 1964. El Popular fue el primer banco netamente dominicano porque aunque para entonces existía el Banco de Reservas, el mismo fue producto de la compra en 1941 por el Gobierno dominicano del National City Bank. Fruto de esa compra nació, el 24 de octubre, el Banco de Reservas de la República Dominicana, como depositario de las rentas fiscales.
Diez años después de establecido el Popular nacieron, en mayo y septiembre del 1974, el Banco Metropolitano y el Banco del Progreso Dominicano, éste último que nació como Banco de Boston Dominicano. Se generó un espacio para que en el 1977 existieran ocho bancos dominicanos y cinco extranjeros. Ya para ese año los bancos dominicanos representaban el 37 % de los activos totales del sistema y los extranjeros el 63 %. La presencia de la banca extranjera cedía en el valor de los activos, que para el 1980 había bajado la proporción a un 40 % de los activos del mercado.
Desde el 1985, cuando inició el éxodo, la ponderación en número de entidades y en operaciones, cedió y en la actualidad la participación de los bancos extranjeros es de alrededor de un 10 %, aun y con el ingreso de unas cinco entidades extranjeras al mercado.
La baja presencia de los bancos extranjeros en el mercado bancario dominicano desde mediado o finales de la década de los 80 prácticamente produjo un rediseño del sistema bancario del país, como estaba ocurriendo en las principales economías en América Latina.
El papel de únicos bancos foráneos con presencia en el país que tenían el Scotia y el Citi se mantuvo hasta el 2011, cuando se estableció en la capital dominicana el Banesco, una institución multinacional y de capital venezolano.
Posteriormente se instalaron en el mercado dominicano los bancos extranjeros Banco Promerica, Bellbank, Lafise y Bancamerica, este último en proceso de disolución.
De los nuevos bancos, sólo el Promerica y el Banesco poseen activos que superan el 1% del sistema. Al 2022 los activos del Promerica equivalían al 1,70 por ciento de los del sector y los del Banesco el 1.56 %. La ponderación de Lafise es 0.56 % y la de Ballbank un 0.21 %.
El último banco extranjero en incursionar en el mercado dominicano es el JM Bank, entidad que operaba en el país como fondo de inversión. Ya cuenta con licencia de banco.
La baja presencia de los bancos extranjeros en el mercado bancario dominicano desde mediado o finales de la década de los 80 prácticamente produjo un rediseño del sistema bancario del país, como estaba ocurriendo en las principales economías en América Latina.
El primer banco en RD
La primera institución bancaria que se estableció en la República Dominicana fue el Banco Nacional de Santo Domingo, creado en virtud de una concesión otorgada por el presidente Buenaventura Báez, en julio de 1869, a favor de la firma norteamericana Prince & Hollester de New York. Esa concesión contemplaba la creación de un banco de emisión, descuento, cambio, depósito e hipotecas. Su atribución principal consistía en la capacidad que le fue otorgada de emitir billetes nacionales con la obligación de convertirlos, a la vista, en monedas de oro o plata acuñadas.
Inició sus operaciones el 1ro de enero de 1870 pero cerró cuatro meses más tarde, en mayo de 1870, debido a la precaria situación económica de la época y a la falta de cultura bancaria entre la población, según un estudio acerca de la banca dominicana de la Superintendencia de Bancos
Fuente El Caribe