Baní nos convida y espera

 Pablo McKinney

A quienes la amamos, siempre nos quedará Baní. Al fin de cuentas, ni París es lo que era, ni Madrid es lo que fue. ¡Qué son las playas de Menorca, qué es Puerto Banús comparado con Palmar de Ocoa o las Salinas de Puerto Hermoso!

Es cierto que Baní ha cambiado mucho en las últimas décadas, pero la esencia del ser banilejo permanece. Precisamente, en ese proceso de recuperación deberá jugar un papel fundamental la recién inaugurada extensión universitaria de la UASD que, además de su vasta oferta académica, posee un moderno auditorio que habrá de ser el ágora ateniense de la provincia para celebrar allí las grandes discusiones y allí alcanzar los grandes acuerdos.

Los años han pasado. Hay un Baní escondido en el laberinto de nuestras nostalgias. Es cierto que el pueblo se ha deteriorado en sus esencias éticas y sus valores más tradicionales. Como a otras ciudades del país, el microtráfico ha golpeado duro a Baní. La emigración se llevó a una generación de emprendedores y se creó una generación de huérfanos afectivos de padres físicamente ausentes pero económicamente responsables… y llegó el invierno. La única ventaja de tocar fondo es que a partir del abismo sólo queda la recuperación. Caminando se hace el camino, don Antonio.

Hoy, bien comunicada, con una autovía que la convirtió en un barrio cultural de Santo Domingo; con un acueducto en fase final de entrega, con una Avenida de

Circunvalación que después de mil incompetencias de los funcionarios competentes el presidente Abinader logró encaminar personalmente, digamos que a Baní sólo le resta echar andar cultural y socialmente, con o sin ministerio de Cultura, y que a través de la Dirección General de Alianza Público Privada que dirige Sigmund Freund, el gobierno central ofrezca a los futuros inversionistas las condiciones y facilidades necesarias para que se instalen empresas en la zona norte del pueblo, y haya empleos y mejore el boroneo honrado que nace del trabajo honesto, a así recuperar la seguridad ciudadana perdida… y volver a la familia, jode, eso, eso: ¡Volver a la familia!

No vaya a olvidar nadie, que en su insuperable concepto de autogestión y su histórica vocación al trabajo duro -a pesar de históricos olvidos-, Baní siempre ha vestido pantalones largos.

Hoy, -o más exactamente después de las elecciones presidenciales y sin importar sus resultados-, Baní nos convida y espera, espera, espera.

Listín Diario

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