Canadá recurre a la eutanasia como solución a pobreza estructural
El Gobierno del primer ministro canadiense Justin Trudeau ha expresado su apoyo para que el programa de Asistencia Médica para Morir (MAID) se amplíe a las personas que padecen enfermedades mentales irremediables. Sin embargo, las implicaciones de esta opción han suscitado preocupaciones éticas.
En 2016, al aprobar la Ley C-14, que permite la eutanasia y el suicidio asistido por un médico, el Parlamento dictaminó que el Estado canadiense deberá cubrir los costos de la eutanasia para las personas que sufran una enfermedad terminal con muerte natural previsible y que sean demasiado pobres para costear este procedimiento.
En marzo de 2021, los legisladores derogaron el requisito de «razonablemente previsible» y la disposición que especifica que la condición del paciente debe ser «terminal». Como consecuencia de lo anterior, todas las personas que padezcan una enfermedad o incapacidad que no pueda ser aliviada en condiciones aceptables, podrán postular al programa MAID.
«Canadá tiene uno de los gastos de atención social más bajos de todos los países industrializados, los cuidados paliativos solo son accesibles para una minoría y los tiempos de espera en la salud pública pueden ser insoportables», dijo el investigador del Oxford Nuffield College, Yuan Yi Zhu, en un artículo publicado por The Spectator, que explica por qué los ciudadanos pobres que no pueden mejorar sus condiciones de vida comenzaron a solicitar el programa MAID.
Una mujer en Ontario, por ejemplo, eligió la eutanasia porque sus beneficios de vivienda no le permitían obtener un lugar para vivir y evitar alergias paralizantes.
“El Estado me ve como una escoria prescindible, llorona, e inútil”, dijo esta mujer, quien dejó cartas que mostraban su búsqueda desesperada de ayuda gubernamental durante más de dos años.
La Ley de Eutanasia de 2016 solo prohibía la muerte asistida en el caso de personas con enfermedades mentales. En febrero, sin embargo, la administración Trudeau propuso que los canadienses con condiciones de deterioro cognitivo deberían tener derecho a recibir asistencia para morir.
También planteó la opción de que los ciudadanos que teman ser diagnosticados con este tipo de enfermedades puedan realizar anticipadamente solicitudes de muerte asistida.
La Asociación Canadiense de Salud Mental dijo que está profundamente decepcionada por este enfoque gubernamental. «Hasta que el sistema de atención médica responda adecuadamente a las necesidades de salud mental de los canadienses, la muerte asistida no debería ser una opción», afirmó.