Caso Jorge Mera y la verdad social de una conducta violenta y generalizada

Por Lina Paulino

 Periodista  y psicóloga clínica.

Ante el reciente suceso en el que fue muerto a Tiros el funcionario y Dirigente Político, Orlando Jorge Mera, muchos estarán interesados en conocer  los detalles del  hecho, preocupados en la forma y no en el fondo, de una situación que para adelantarme un poco a los acontecimientos subsiguientes, va más allá de la perpetuación de una acción aberrante, criminal e inconcebible.

En tal sentido y como profesional de la conducta, en mi mente se generó la preocupación de un comportamiento que ha traspasado las esfera sociales y por lo tanto es necesario preguntarse y analizar la situación más allá de la simple narración de un hecho,  e irse de manera concreta a la causa motivacional de una conducta violenta y agresiva que se ha generalizado.

Muchos han sido los expertos, que ha estudiado el fenómeno de la conducta violenta, tanto personal como social,  y es bueno señalar que todos tenemos cierta agresividad que nos permite defendernos y actuar no siempre de manera negativa, ósea, el término  violento no debe siempre ser interpretado como sinónimo  antisocial o peligroso.

En mil 939, el grupo Yale, dirigido por Dollard y Col, inicio una investigación sobre agresión, visto desde el campos de la psicología social y es donde me quiero enfocar, tratando de lograr que sea la más breve y conciso posible

 Dollard y Col, basaron su  hipótesis, en que una persona está  motivada  para actuar agresivamente y de forma violenta y dañina, dígase siempre en contra de otro, no por factores innatos, sino por un impulso inducido por frustraciones.

Según estos autores, la frustración siempre conduce de una u otra forma a la  agresión, y la agresión es siempre consecuencia de la frustración.

En este sentido, Berkowitz (1964) afirmó que la frustración no provoca agresión inmediatamente, sino que genera en la persona, la ira, como un estado de activación emocional.

Sin embargo,  cabe señalar que la causa de la agresividad y la violencia como conducta dañina siguen siendo múltiples, y en ese sentido otros autores, la consideran como una conducta aprendida, y producto de un ambiente social que lo alimenta, por ejemplo Corsi (2003), afirma y Cito,  ¨que el ser humano es violento por naturaleza, pero que es pacífico o violento según su estado individual y cultural

Ante todas estas aseveraciones, no hay que ser muy experto para determinar que en la Republica Dominicana, estamos ante un patrón cultural y social, que está generando violencia,  producto de un sistema  de desigualdad social y económica injusta,  una  impotencia  reprimida,  y una frustración  y desesperanza  agobiante, que ha ido provocando estallidos de ira, rabia, y desencadenando un estado inseguridad y temor  desesperante.

La verdad es que el país se ha vuelto violento, porque hasta el más pacífico ha tenido que desarrollar sistema de defensa personal que lo pudiera llevar a tener un comportamiento agresivo en el algún momento,  y las razones no se pueden quedar en un hecho en particular, sino en una realidad social que preocupa y la cual debe ser analizada de manera seria y consciente.

Quise hacer este análisis independientemente de la causas particulares que motivaron el hecho ya mencionado y centrarme en una conducta que no puede considerarse aislada, sino generalizada y eso nadie lo puede negar. 

Es el tiempo de que demos importancia a los factores, psicológicos y sociales, partiendo desde un análisis crítico de la sociedad actual y en  la cual se ha globalizado un comportamiento de intolerancia inaceptable.

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