CATALEJO: Psicópatas en la política

Por ANULFO MATEO PEREZ

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Es oportuno aclarar, que pese a las discrepancias respecto a la clasificación, no existe sólo el trastorno de personalidad antisocial o sociopática. Otras afecciones son valoradas en este orden.

Así podemos citar la personalidad paranoide, afectiva, esquizoide, explosiva, obsesiva, histérica, asténica, agresiva, pasivo-agresiva, pasivo-dependiente, ansiosa y psiconeurótica.

Para los fines de esta serie de artículos, la personalidad antisocial cobra importancia, por el impacto de estos sujetos en la sociedad. Individuos con personalidad antisocial penetran a las entidades políticas, sindicales, gremiales, territoriales, profesionales, empresariales, religiosas… creando graves distorsiones en su dinámica.

Su coeficiente de inteligencia oscila entre normal y normal superior, por lo que suelen alcanzar cierto liderazgo, mediante la manipulación y otras “malas artes”.

Como la abeja al panal, individuos con idénticas alteraciones de personalidad acuden al encuentro del “líder”, se organizan y causan grandes estragos a la sociedad. Cuando alcanzan el poder político, estructuran verdaderas mafias. Crean organismos paralelos a las instituciones o toman la dirección de ellas para pervertirlas y usarlas a su antojo.

Se valen de los medios de comunicación para manipular a los menos aventajados culturalmente. Han creado para esos fines, dinámicas redes de mercenarios políticos.

Han llegado tan lejos, que muchos de éstos se han convertido en “sicarios” de la palabra para manipular a los ingenuos, recibiendo sumas millonarias del erario y todo tipo de prebenda. Como el cáncer, en este Estado delincuente, los sociópatas han ido infiltrando el tejido social, con tanta eficiencia, que es una ardua tarea rescatar y reorientar a sus presas.

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