Catalejo: Ruidos y pérdida auditiva                                                                                                                                                                                                                                                                                          Por ANULFO MATEO PEREZ

Recuerdo cuando en la década de 1960, los jóvenes de Harlem en Nueva York se divertían con música alta dentro de sus autos en marcha o estacionados, bajo el efecto de sustancias psicoactivas… y agentes policiales les arrestaban por molestar a las familias que residían allí.

En nuestro país, Jóvenes y otros no tan jóvenes se dedican a lo mismo, pero ante la indiferencia de las autoridades. Hace poco, amantes de la bulla protestaron en la Plaza de la Bandera para que las medidas anti-ruidos nocivos establecidas fueran «flexibilizadas».

De acuerdo a la Ley sobre Prevención, Supresión y Limitación de Ruidos Nocivos y Molestos que Producen Contaminación Sonora, el Estado debe prevenir la emisión de ruidos y sonidos molestos o dañinos.

La Ley 90-19 fue aprobada con la finalidad de regular y prohibir la emisión de ruidos innecesarios y dañinos a la salud física y mental.

El artículo 8.1 de la misma prohíbe el ruido nocivo, molesto o perjudicial y que el infractor será sancionado. No obstante, estas regulaciones son “letra muerta” en la República Dominicana.

Las regulaciones puntualizan que las personas que utilicen los vehículos de motor en la vía pública, mediante el uso de bocinas o equipos de música o falta de silenciadores, obtendrán una pena de cinco a treinta salarios mínimos.

Se debe tener en cuenta que la OMS, en un informe sobre la audición, advirtió que la exposición prolongada y excesiva de la música fuerte y otros sonidos recreativos pueden causar pérdida permanente de la audición.

¿Qué nivel de sonido, medidos en decibeles, pueden tolerar tus oídos de manera segura? Las actividades ruidosas, incluida la música, pueden dañar la audición, extendiéndose a la salud en general y en particular a la salud mental.

II

Un estudio de la OMS indica que el número de personas con pérdida auditiva a nivel mundial es de 1,500 millones, siendo América Latina la tercera con 217 millones que presentan esa discapacidad; una de las causas es el ruido fuerte.

De igual forma, para el 2050, casi 2,500 millones de seres humanos vivirán con algún grado de pérdida auditiva.

Asimismo, 1,500 millones tendrán algún tipo de pérdida de la audición a lo largo de su vida, de las cuales al menos 430 millones necesitarán atención.

La OMS advierte que, 1,000 millones de jóvenes corren el riesgo de perder la audición, debido a la música alta en clubes nocturnos, bares, conciertos y eventos deportivos…

Por encima de los 70 decibeles, el ruido puede representar un riesgo para la salud. En este contexto, la OMS recomienda rondar los 55 como nivel óptimo al aire libre.

Para tener una idea, una conversación normal equivale a 60 decibeles, el tránsito intenso dentro de un automóvil es de 85, un secador de pelo 100,  gritar al oído 110 y el sonido cercano de una sirena es de 120.

Los estudios de la OMS establecen que para escuchar música sin límites se puede utilizar un nivel de intensidad máxima de 60, mientras que al exponerse a 110, es igual a gritarle a alguien en el oído.

Algunos de los efectos causados por el ruido son problemas auditivos, psicológicos, fisiológicos y alteraciones del sueño y el descanso.

Aunque el ruido puede afectar la audición de forma inmediata, lo más común es que la pérdida sea gradual e irreversible, y este desgaste suele pasar desapercibido.

Al principio, es posible que cueste oír algunos sonidos agudos y a medida que se va perdiendo la audición, se presentan dificultades para comunicarse, sobre todo en los lugares ruidosos.

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