Clave para la transición energética global, oportunidad que RD no puede desperdiciar
Por Antonio Isa Conde
En el proceso global de transición energética, el gas natural ha demostrado ser un recurso esencial. Su menor impacto ambiental frente al carbón y el petróleo, junto a su función como respaldo para energías renovables, lo convierten en una herramienta estratégica para garantizar seguridad energética mientras el mundo avanza hacia fuentes más limpias. La Agencia Internacional de Energía ha destacado que este recurso seguirá jugando un papel clave hasta bien entrado el año 2050, sobre todo en sectores industriales y en la producción de hidrógeno azul.
En República Dominicana, ese debate adquiere especial relevancia a la luz de los datos recogidos en la Base Nacional de Hidrocarburos, elaborada con el apoyo de Schlumberger. Esa base no es un simple registro técnico, sino un activo estratégico que documenta la presencia de hidrocarburos, principalmente gas natural, en varias áreas, con especial énfasis en la cuenca de San Pedro de Macorís.
El dato clave es que el recurso está identificado, la llamada ventana de generación de hidrocarburos, pero falta responder la pregunta más importante: ¿es viable comercialmente extraerlo?
Esa es la fase crítica en la que el país debió haber entrado hace tiempo, y que lamentablemente se ha frenado. Esa etapa es, además, la más costosa y la que implica mayor riesgo. Y lo cierto es que el Estado dominicano, por sus limitaciones económicas, técnicas y tecnológicas, no tiene la capacidad de asumirla solo. Aquí es donde entran los socios estratégicos: empresas internacionales con la experiencia, el capital y la tecnología para llevar adelante esa exploración avanzada.
El mecanismo más eficiente para conseguir esos socios es la licitación internacional. Por eso, luego de presentarse los hallazgos preliminares documentados en la Base Nacional de Hidrocarburos, el gobierno anterior diseñó una estrategia para realizar rondas periódicas de licitación, asegurando así la participación continua de empresas interesadas. Sin embargo, esa estrategia fue abandonada y hoy el proceso está detenido.
El caso de Apache es ilustrativo. En la primera ronda, Apache Corporation ganó uno de los bloques más prometedores en San Pedro de Macorís. Recientemente, un funcionario del área declaró a la prensa que esta empresa habría abandonado sus exploraciones en el bloque para concentrarse en unas más prometedoras en Guyana. Sin embargo, a la fecha no se han hecho públicos los avances y resultados de las operaciones Apache, sean o no favorables a una posible explotación.
Es preciso resaltar que las exploraciones realizadas por Apache en este bloque, para determinar con mayor certeza su potencial, no habrían podido ser financiadas ni ejecutadas por el Estado Dominicano, primero por su alto riesgo y segundo por su altísima complejidad técnica. Esto último debido a que el mar en la plataforma de San Pedro de Macorís tiene una profundidad de hasta 1,400 metros.
Según la propia Base Nacional de Hidrocarburos la Plataforma de San Pedro de Macorís es la cuenca con mayor expectativa de grandes reservas, pero está lejos de ser la única. Existen áreas en Enriquillo, Azua y el Cibao que también presentan perspectivas interesantes. Pero lo que ha ocurrido en las demás cuencas del país fue lo que nunca debió ocurrir. Se han pausado las licitaciones para atraer a nuevos jugadores. Esa pausa, prolongada por años, ha sido un grave error estratégico.
Es fundamental entender que, sin licitaciones, no hay socios; y sin socios, el país no puede avanzar hacia la fase crítica de confirmar reservas, definir costos y evaluar la viabilidad comercial. Y sin esas respuestas, el gas natural dominicano seguirá siendo una posibilidad dormida en informes técnicos. Perforar y explorar es costoso, complejo y de alto riesgo, y ninguna nación pequeña y sin historial petrolero puede asumir ese reto sin apoyo externo. Esto no es una cuestión ideológica o de preferencia política, es un asunto de realismo económico.
Mientras tanto, el mercado internacional de gas natural se vuelve cada vez más competitivo y caro. República Dominicana, que ha avanzado significativamente en la incorporación de gas natural a su matriz eléctrica, es al mismo tiempo completamente dependiente de importaciones, lo cual nos expone a fluctuaciones de precios y a tensiones geopolíticas sobre las cuales no tenemos control. Esa vulnerabilidad es innecesaria, cuando hay evidencia concreta de que el recurso existe en nuestro propio territorio.
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