Comenzar el año 2023 mirando el 2024
Julia Muñiz Suberví
Irónicamente cada año se inicia con la misma rutina, en principio, todo debería ser diferente, sin embargo, caemos en el mismo círculo vicioso compuesto por expectativas, sueños y proyección de metas, regularmente las incumplidas de años anteriores, con otra semántica y su debida justificación; estructura mental que se sustentan en el mismo accionar, sin tomar en consideración que una definición de locura es hacer lo mismo y esperar resultados distintos… nada, nuestro sistema de creencias nos traiciona.
Este 2023, viene mucho más cargado, arrastramos lagunas económicas producto del inesperado COVID-19, nos acompaña el fantasma del pánico, expresado o no, el temor humano de la existencia y lo vulnerable que es la vida, la tan mencionada “inflación” que poco entendemos, aunque la sentimos en el aumento del costo de la vida, la sobreinformación, nacional e internacional, agregado, para colocar la cherry del pastel, es un año preelectoral.
Este último elemento genera una ansiedad despiadada, ya que podríamos ir a elecciones sin reglas claras y sin dinero para montarlas. Sobre la mesa dos discusiones, la primera el proyecto de modificación a la Ley Electoral sometido por la Junta Central Electoral (JCE), que está en comisión especial para su estudio y búsqueda de un consenso entre JCE y legisladores en la Cámara Baja, escenario incierto, como señaló el presidente de la Cámara de Diputados: “Obviamente, adelanto que parte de lo que ha dicho la Junta será acogido, eso es lo que yo intuyo… y tal vez parte de lo que ha dicho la Junta tal vez no sea acogido [sic]”.
Y el segundo, la solicitud de la JCE de un presupuesto complementario. Recordando que el presupuesto aprobado para el 2023 es de RD$8,011millones, sin embargo, es este año cuando se organizan las elecciones, por lo que el presidente de la JCE señaló: “lo que hay que adquirir para las elecciones del 2024 hay que hacerlo con el presupuesto del 2023 [sic]”.
Mientras, el puede ser que sí y el puede ser que no luchan por el dominio de la realidad electoral local, los días van transcurriendo y hay que dar curso con el instrumento legislativo actual y el presupuesto aprobado al montaje de toda la estructura electoral 2024, las primarias de los partidos y las dos contiendas (febrero y mayo), complejo y costoso para el país, y para colmo de males, contamos con 30 partidos políticos, cuatro mayoritarios y 26 “emergentes”, con una población, mal contada, de 10 millones de habitantes, siendo excesivo y económicamente insostenible para la mitad de una isla, pero continúa firme el discurso “son necesarios para la democracia”…
Lo peor, es que los dominicanos llevamos la carga más pesada, pues nuestros tomadores de decisiones están más enfocados en el futuro incierto que en el presente galopante ¡Comenzamos el 2023 mirando el 2024!