Con solo deportar no podemos ganar la guerra mediática contra Haití
Por JOSÉ LOIS MALKÚN
Haití está desplegando ataques mortíferos contra República Dominicana en todos los foros mundiales y países y eso tenemos que enfrentarlo y jamás subestimarlo. Su diplomacia es mejor que la nuestra.
Ciertas organizaciones internacionales nos están acorralando con el tema haitiano. La prensa mundial y la de aquí todo lo reduce a deportaciones y deportaciones y fotos de redadas y camiones en fila metiendo a haitianos ilegales a granel para devolverlos a su país.
Eso a mucha gente no le cae bien y obviamente a los organismos que protegen a los inmigrantes, como ACNUR, le parece injusto e inhumano.
El problema es que no hay otra vía para tratar este problema porque de lo contrario vamos a perder el país y nos convertiremos en una nación más atrasada que también perderá todo lo que ha conquistado en los últimos 50 años. Paz, seguridad, gobernabilidad, estabilidad, justicia y progreso.
¿Porque digo esto? Porque esa masa de inmigrantes ya no tiene espacio laboral en República Dominicana y mucho menos pueden esperar ayuda de un gobierno que apenas puede con las necesidades de los dominicanos más pobres.
Simplemente, para sobrevivir, esa masa de inmigrantes no tiene otra vía que la delincuencia. Robar, saquear y matar.
Eso jamás lo entenderán organismos como ACNUR y la razón es muy simple: Creen que somos un país rico, con grandes recursos, y que podemos financiar decenas de asentamientos para albergar a miles de refugiados haitianos. Ese es el plan.
Por eso tenemos que ser más inteligentes en el manejo del tema haitiano.
Para contrarrestar esa imagen de que solo nos importa deportar a los ilegales del vecino país, el gobierno debe contraatacar realizando una extensa y gran campaña que ponga en evidencia la verdad sobre los haitianos en nuestro país y la ayuda que le ofrecemos más allá de nuestras posibilidades.
Y estas son las preguntas que deben responderse y hacerlas de conocimiento a la comunidad internacional. Ponerla en la mesa de cada delegado de la ONU, la OEA y el resto de los países del mundo que pueden ayudar a Haití y no lo hacen. Hagamos el esfuerzo de cuantificar estas preguntas y usarlas contra nuestros detractores.
- ¿Cuántos haitianos viven y trabajan en nuestro país antes de que explotara la crisis haitiana o asesinaran a su presidente Jovenel Moise?
- ¿Cuánto más han llegado después de que Haití cayo en el caos y la violencia?
- ¿Cuánto residentes haitianos en el país son ilegales?
- ¿A cuantos haitianos se les ha provisto de un documento de identidad por haber nacido en R.D. o por otras razones?
- ¿Qué ingreso generan esos inmigrantes y el salario que ganan versus el que recibirían en Haití por el mismo trabajo?
- ¿Cuántos haitianos hay en nuestras escuelas recibiendo educación y comida gratuita y el costo que representa?
- ¿Cuántos reciben atención en salud gratuita en los hospitales públicos y cual es su costo?
- ¿Cuánto dinero remesan esos haitianos hacia su país desde República Dominicana y a cuantas personas benefician?
- ¿Cuánto representa la venta de productos en los mercados binacionales?
- ¿A cuántas familias benefician esas ventas, que de no ser por ellas muchos morirán de hambre?
- ¿Cuánto combustible se le ha vendido a Haití durante los meses en que las bandas controlaban los puertos de abastecimiento?
- ¿Cuánta inversión o donaciones ha hecho República Dominicana a la República de Haití?
- ¿Cuántos haitianos han sido contratados directamente por empresas dominicanas?
- ¿Qué proporción de haitianos trabaja en la agricultura, en la construcción, el turismo y en todos los demás servicios?
- ¿Cuántos haitianos están involucrados en hechos delictivos en República Dominicana en proporción a todos los casos registrados?
Puedo responder a varias de esas preguntas, pero no a todas. Y le corresponde al Gobierno responderlas para callarle la boca a muchos detractoras nacionales e internacionales. Especialmente al baboso, ambicioso y traidor Claude Joseph que, como muchos funcionarios allegados a Jovenel Moise, estuvieron involucrados en su asesinato.
Como diría Sun Tzu, genio y estratega chino: Para poder atacar y vencer con seguridad, ataca donde ellos no puedan defenderse. Para defenderse y resistir firme, defiéndete en donde ellos no atacarán.