Conflicto Ucrania-Rusia, papel de la ONU
Luis González
En distintos escenarios globales, de distintos protagonistas, intelectuales, analistas internacionales, políticos, hemos estado escuchando, en muchos casos con excelentes argumentos, que nos encaminamos a la “Tercera Guerra Mundial”.
No obstante, este humilde ciudadano del mundo, desde esta pequeña tribuna, ha señalado que no, por dos razones: primera, porque en dado caso no sería la “Tercera”, sino “La Guerra Mundial”, ya que las anteriores no fueron tal, y segunda, porque aunque con sus debilidades, existe una “Sociedad Internacional” organizada, con un “Derecho Internacional” que aunque no es del todo vinculante, regula las relaciones entre los sujetos de dicha sociedad y por tanto debe ser respetado, pero además existe una institución, que no existía cuando se produjeron las dos grandes guerras, de carácter global, que reúne a todos los Estados soberanos del planeta, que tiene como propósito, “mantener la paz y la seguridad internacionales”, que es la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Esa ha sido nuestra posición, queremos creer que el “Parlamento de la Humanidad”, tiene la fuerza física y moral para evitar una conflagración global de consecuencias inimaginables. No obstante, lo que sucedió en marzo de 2003, cuando se produjo la invasión a Iraq por parte de EE. UU. y lo que está sucediendo con el caso Ucrania nos mueve a una nueva reflexión.
La primero es que esos acontecimientos, que aparentemente han sido fracasos de la ONU, envían el claro mensaje de que ese “Tercero Ausente”, no sólo es necesario, sino imprescindible si queremos vivir en una “Sociedad Internacional” democrática, donde no se imponga la fuerza, sino la razón y el derecho.
Porque si lo analizamos, nos damos cuenta de que sin la existencia de la ONU, en 2003 EE. UU. sencillamente hubiese ido a Iraq a imponer su poderío militar, pero como todos recordamos, aunque al final lo hizo, necesitó “agotar” todos los mecanismos diplomáticos antes de pasar al uso de la fuerza, pero más que eso, necesitó crear una coalición que justificara ante la comunidad internacional sus acciones.
En el actual asunto, aparentemente la ONU fracasó, porque no ha podido terminar con la crisis. Han sido varias las propuestas de resolución del Consejo de Seguridad que han sido vetadas por Rusia gracias al poder de veto que le otorga la Carta de la ONU en su artículo 27, numeral 3.
Para EE. UU., Francia, Reino Unido, por sólo mencionar los tres Miembros Permanentes del Consejo de Seguridad que están involucrados en el conflicto, que dicho sea de paso, fueron los promotores de esa prerrogativa antidemocrática conocida como “veto”, no está bien que Rusia obstruyan la voluntad de la gran mayoría que ha votado a favor de las resoluciones ya mencionadas e incluso de resoluciones no vinculantes de la Asamblea General.
¿Qué hacer entonces antes este aparente tranque? Mi humilde punto de vista es que se debe buscar una solución intermedia, una solución que tome en cuenta a Rusia, donde se garantice sus intereses en Ucrania.
Si eso sucede, estamos seguros que desde la ONU habrá una solución a la crisis, de lo contrario, sólo nos queda el enfrentamiento entre grupos de poder, que más allá del Derecho Internacional provocarán entonces un enfrentamiento, que por primera vez sería de alcance global, tras el cual no saldría ganando nadie.
Quiero creer que todavía existe la posibilidad de que desde la ONU se produzca la solución a la crisis. Apostemos a eso, porque la verdad, no veo otra salida sensata. Y después, entonces, la tarea inmediata de la “Sociedad Internacional” debe ser reformar esa ONU y adecuarla al nuevo orden mundial, que no es el de 1945.
Fuente El Día