Confusión e incertidumbre educativa en pandemia

Sergio Sarita Valdez

El antropocentrismo surgido como corriente filosófica en la época renacentista coloca a la especie humana como si fuera el centro del universo, minimizando y hasta ignorando las demás especies animales, vegetales y minerales, muchas veces sin comprender la necesaria interdependencia requerida para la supervivencia del Homo sapiens.

El desarrollo histórico desde la tribu hasta el moderno Estado Nación, ha obligado a sus habitantes a organizarse cohesivamente con deberes y derechos para cada uno de los integrantes.

Las personas necesitan comunicarse para la convivencia social funcional. Existen costumbres y reglas las cuales deben ser cumplidas de modo consciente u obligatorio.

El lenguaje es parte integral de los pueblos. Tanto emisor como receptor deben descifrar e interpretar los códigos con que se elaboran los mensajes.

En la edad infantil tan pronto se adquiere la capacidad de hablar se continúa con la lectura y escritura. Hace 70 años en la República Dominicana el Gobierno iniciaba la educación primaria a la edad de los 7 años. Tenía una duración de 5 años. Era seguía por la educación intermedia de 2 años. La escuela secundaria comprendía 4 años luego de los cuales la persona adquiría el título de bachiller. Desde ese peldaño podía optarse por continuar hacia una carrera universitaria. El adulto educado tiene la potencialidad de alcanzar su máxima capacidad productiva.

El advenimiento de la informática y la Internet con sus redes sociales ha generado una total revolución educativa que tiene sus grandes ventajas y desventajas, aciertos y desaciertos, victorias y derrotas, enormes logros y lamentables pérdidas.

Un analfabeto formal puede a través de su teléfono inteligente enviar, recibir o responder con mensajes de voz e imagen, sin mayores controles, de uno a otro confín de la tierra.

Es durante la pandemia del coronavirus cuando ha venido a expresarse con nitidez los excesos de información, desinformación, falacias y distorsiones a través de los diferentes medios informativos. Mucha gente está saturada de datos reales o fantasiosos, con bases científicas o de charlatanería, acerca del manejo de la presente crisis sanitaria. En quien confiar, o a quien creerle es un dilema.

Hay grupos contrarios a la vacunación, otros que desobedecen las recomendaciones acerca de la conveniencia del uso de mascarillas y del distanciamiento social. Tenemos políticos recomendando llamarle endemia y así ponerle fin a la pandemia.

Son tantas las voces disonantes, que gente de buena fe no sabe a quién seguir, ni en quien creer. Para muestra basta un botón: el Colegio Médico Dominicano es un órgano que alberga las sociedades especializadas como las de pediatría, infectología, y neumología, entre otras.

El presidente del gremio recientemente aconsejaba enviar a los niños a las escuelas, en tanto que esas sociedades especializadas sugerían lo contrario. Mayor confusión no pudo haber en la ciudadanía.

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