Consensuar antes que confrontar

Ruddy L. González

 Si le ‘doblaron’ o no ‘el pulso’ al Presi­dente Luis Abinader creo que es lo más intrascendente en el giro que ha tomado la discusión pública sobre el tema del fideicomiso de las plantas de Punta Catalina.

En mi artículo anterior sostuve mi parecer de que el propósito del fideicomiso es mucho más im­portante que las fallas que tuvo el procedimiento de su validación como instrumento financiero que garantice el manejo transparente y beneficioso, económica y socialmente, de ese bien del Estado, del país, que se llama Plantas de Punta Catalina.

El discurso del presidente Abinader la noche del domingo, entiendo me dio la razón.

Y como para ratificar mi percepción de que con el fideicomiso se buscaba lo mejor para esa propiedad pública, el presidente se ‘fue’ por el camino de la concertación, antes que el de la confrontación y por ello sometió el convenio financiero al escrutinio descarnado de la so­ciedad, en cualquiera de sus manifestaciones, antes que tratar de imponerlo con la mayoría mecánica que la parte política del Gobierno de­tenta en el Senado de la República. Una impo­sición que hubiera traído excusas razonables para esos grupúsculos, como el que se manifes­tó el fin de semana, que buscan desesperada­mente motivos y causas para ganar protagonis­mos, tratando de reeditar movimientos como el de la fracasada marcha verde, desvanecido por los egos, el narcisismo y el populismo de falsos liderazgos.

La concertación, sin embargo, despeja­rá dudas, abrirá la concretación en textos y términos a fin de evitar interpretaciones caprichosas, capciosas y bizantinas de esos que ven trampas y zancadillas en cada ac­ción oficial.

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