Costo moral
Ricky Noboa
Desde que el sistema educativo dominicano abolió la Moral y Cívica de los estudios primarios y la impunidad de grupos inescrupulosos fue premiada desde el estamento judicial, comenzó a aumentar el costo de la honestidad en la sociedad dominicana.
Es muy alto lo que se paga por no pertenecer a las mafias, que con sus tentáculos tocan prácticamente todos los estamentos del Estado.
Los paradigmas de la dignidad y seriedad han sido sepultados por un sistema, donde la práctica del engaño y el irrespeto a las instituciones es ya una constante.
El perfil ciudadano requiere de una dosis alta de “amoralidad”.
Las ideologías políticas han quedado en letra muerta y sustituidas por el pragmatismo de negociar sin límites la repartición de posiciones, entendiendo que el pueblo está abocado a suministrar sus riquezas en menoscabo de la justicia social y a favor de la oportunista gobernabilidad.
La moral del individuo no conecta con lo que debe ser el ejercicio transparente en la administración de los fondos públicos.
Los individuos que alcanzan el progreso y las posiciones deben tener un lastre para ser favorecidos por un liderazgo corruptor.
La seriedad contrasta con el aislamiento, el desprecio y la bancarrota. ¡Triste realidad!