Cuando el crecimiento no basta. Por un 2025 de esperanza
Por Zoraima Cuello
El inicio de un nuevo año trae consigo una energía especial, un momento único para repensar nuestras vidas, la de nuestras familias y el país que todos merecemos. Mientras se celebra un crecimiento económico del 5.1% según el último informe del Banco Central, la realidad que viven las familias dominicanas refleja una historia diferente. El aumento constante en el costo de la canasta básica, la persistente informalidad laboral que afecta al 56% de los trabajadores (ENCFT, 2024), un coeficiente de Gini creciendo y un índice de calidad del empleo, que sigue siendo precario (MEPyD, 2024) se evidencian que este crecimiento no se traduce en bienestar para las mayorías.
Necesitamos transformaciones estructurales urgentes. Sin embargo, mientras exigimos estos cambios fundamentales, también debemos actuar desde nuestros espacios. Con la convicción de que desde donde estamos podemos impulsar transformaciones, les propongo 12 metas individuales y colectivas para este año, como una invitación a transformar nuestra realidad desde las acciones cotidianas, mientras trabajamos por el país que aspiramos y exigimos las políticas públicas que garanticen un desarrollo más equitativo e inclusivo.
Sugiero que en:
Apoyemos más a la juventud. En un país donde el 56% de los jóvenes enfrenta dificultades para acceder a su primer empleo formal, sabemos merecen oportunidades reales. Mi meta: crear espacios de conexión entre jóvenes y oportunidades reales. Y les invito a dedicar tiempo para orientar a un joven de tu entorno.
2. Febrero. Miremos la economía de la esperanza. Mientras se logran políticas económicas que beneficien a las mayorías, les invito a que apoyemos a los pequeños emprendedores locales, destacando su impacto en la economía comunitaria. Y cuando nos resulte posible, adquirir productos de un negocio local. Mi meta: contribuir con iniciativas locales.
3. Marzo. Visibilizar nuestras mujeres. En un país donde la igualdad de género sigue siendo una asignatura pendiente, cada acción que emprendamos por el empoderamiento femenino cuenta. Mi meta: seguir impulsando el liderazgo de mujeres en diferentes áreas, desde la educación hasta el emprendimiento. Te invito a reconocer a cada mujer que inspire cambios o cuya historia sea una fuente de motivación para otros.
4. Abril. Eduquemos para la competitividad. La educación es la llave que abre las puertas reales al progreso. Un sistema educativo que necesita una renovación urgente para enfrentar los retos del futuro. Mi meta, compartir mi experiencia en foros educativos para inspirar a jóvenes y adultos a continuar aprendiendo. Y te invito a que participes, que compartas e impulses el aprendizaje en tu entorno, recordando que la educación transforma vidas, familias, organizaciones y países.
5. Mayo. Prevención y salud integral. Con un sistema de salud que requiere mejoras significativas en prevención, calidad y eficiencia de servicios. Y a sabiendas que el bienestar físico y emocional es el pilar de cualquier sociedad fuerte, te invito a ser ejemplo al asumir un hábito saludable y motivar a alguien más a unirse contigo en este camino, puede ser una meta compartida. Mi meta: proponer soluciones para optimizar la atención sanitaria.
6. Junio. Innovemos con propósito. El rezago en innovación y la persistente brecha digital amenazan nuestra competitividad futura. Mi meta: seguir compartiendo ejemplos de innovación y el uso de la inteligencia artificial para el desarrollo de las comunidades, con esa mirada de cómo las TICs están resolviendo problemas reales y te hago la invitación de que busques maneras creativas de usar la tecnología para mejorar tu vida o la de alguien más. Comparte tus ideas y contribuciones.
7. Julio. Democracia activa La participación ciudadana es el corazón de una democracia real. No podemos conformarnos con ser espectadores cuando el futuro está en juego. Mi meta: participar en asambleas comunitarias para escuchar de primera mano las preocupaciones y propuestas de la gente, y llevar estas voces a espacios más amplios de discusión nacional. Te invito a que te involucres en las decisiones que nos afectan y manifiesta tus ideas.
8. Agosto. Protejamos nuestro hábitat. El medioambiente no es solo un tema global, es nuestra responsabilidad local. Cada gesto cuenta, pues el cambio climático no espera. Mi meta: escuchar las comunidades afectadas por problemas ambientales, sus propuestas y amplificar sus voces para generar conciencia y acción colectiva. Por ello te propongo que implementes prácticas sostenibles en tu localidad y únete a iniciativas de protección ambiental.
9. Septiembre. Seamos puentes de diálogo. Vivimos tiempos donde la polarización nos amenaza. La capacidad de escucharnos, especialmente a quienes piensan diferente, es fundamental para construir el país que soñamos. Mi meta: Promover encuentros que conecten distintas realidades de nuestra sociedad, porque las mejores soluciones nacen cuando diversas voces se encuentran. Te propongo, que te abras a escuchar y entender una perspectiva diferente a la tuya. El diálogo genuino transforma conflictos en oportunidades.
10. Octubre. Practiquemos la gratitud. En un país donde tantos se entregan con pasión desde el anonimato, reconocer el esfuerzo de quienes transforman realidades es más que gratitud – es una forma de fortalecernos y multiplicar la esperanza. Mi meta: visibilizar historias de dominicanos y dominicanas que, con creatividad y perseverancia, están construyendo soluciones desde sus espacios, inspirando así a otros. Y te propongo, que reconozcas y apoyes activamente a quienes generan impacto positivo. La gratitud, cuando se traduce en acción, se convierte en motor de transformación.
11. Noviembre. Fomentemos la cultura de paz. La violencia social refleja problemas estructurales no atendidos. Mi meta: impulsar programas de prevención y convivencia pacífica. Y te invito a que practiques y promuevas el diálogo en tu entorno.
12. Diciembre. Mantengamos la esperanza. Reflexionar sobre lo logrado y renovar nuestro compromiso con un futuro mejor. Celebrando los logros, por pequeños que sean, y volvamos a unirnos a la tarea de construir juntos un mejor país para todos.
Esta no es una invitación a conformarnos con pequeñas acciones cuando necesitamos grandes transformaciones estructurales. Es un llamado a construir desde abajo, mientras exigimos los cambios fundamentales que nuestro país merece.
¿Te sumas?
Acento