De la educación y las copas
Pablo McKinney[email protected]
El pasado martes, la UNESCO presentó los resultados del Estudio Regional Comparativo y Explicativo realizado en el año 2019, en donde se evaluó a estudiantes de tercer y sexto grado de 16 países de América Latina. La buena nueva es que en dicho informe, la República Dominicana mejoró “en todas las áreas evaluadas, tanto en tercer como sexto grado, respecto del anterior estudio, realizado en 2013, principalmente en matemáticas en tercer grado”. Aunque tampoco hay que lanzar la casa por la ventana, pues el informe añade que la calificación obtenida por República Dominicana (624 puntos), quedó por debajo del promedio de la región (697p.). En un ejercicio de prensa libre que uno respeta y está dispuesto a defender a cualquier precio (la prensa es el termómetro de la democracia), algunos medios amigos no destacaron, ni en el título, en el subtítulo ni el lead, que la investigación fue realizada en el año 2019, y prefirieron resaltar que nuestros estudiantes siguen por debajo del promedio de la región, antes destacar que la buena noticia de que nuestros mejoraron “en todas las áreas evaluadas, tanto en tercer como sexto grado, respecto del anterior estudio, principalmente en matemáticas en tercer grado”.
Además, subtitularon la nota con unas declaraciones del ministro de Educación desde 2020, Roberto Fulcar, lo que posiblemente provocó que a muchos lectores les ocurriera lo que a mí, que sólo al llegar al segundo párrafo (donde llegan muy pocos) me enteré de que el estudio era de 2019, y nada tiene que ver con la actual gestión.
Son los asuntos del ejercicio libre del periodismo que a fuego y sangre hemos conquistado los dominicanos; como también se trata de la aplicación práctica de aquello de ver la copa de los hechos “medio llena o medio vacía”, según el momentum, el escenario, los intereses, la posible víctima o el beneficiario posible. Asunto de estados de ánimo, quizás, o simplemente porque demostrado está que para la lectoría de diarios y los rating de audiencias en radio, redes y televisión, las malas noticias siempre son las mejores, justo y como ocurre con las malas compañías de Joaquín, “tan cinco estrellas, (…) y nunca le cobró, La Magdalena”.