Deportaciones al estilo D. Trump

Wilfredo Mora

Hemos oído y repetido mil veces, de distintas maneras, sobre los inmigrantes en Estados Unidos, dando una idea del convencionalismo y significado de esa palabra.

¿Qué significa ahora, para Trump, llevar a cabo estas deportaciones masivas, que a todas luces separan a estos individuos de sus familias que, aunque legales conviven con indocumentados, trabajando con ellos, en casi todo el territorio de la Unión? El conocimiento que los inmigrantes han construido de sí mismos es que Estados Unidos es el país que acoge a todos los oprimidos de la faz de la Tierra.

Un poco como decía Sigmund Freud: “América es la cultura de todas las culturas”, o mejor aún, George Washington: “El pecho de América está abierto a recibir no sólo a los extranjeros opulentos y respetables, sino a los oprimidos y perseguidos de todas las naciones y religiones, a quienes damos la bienvenida para que participen en todos nuestros derechos y privilegios si, por su decencia y conducta apropiada, parecen merecer su disfrute”.

Hoy hay una situación diferente; han pasado varios siglos, y el mundo se ha agitado demasiado: empezamos la Era de Donald Trump, que no es un vaquero, sino un gurú del mundo inmobiliario, y además es un estadounidense nacionalista, sin ningún tipo de remilgo.

Creo que además del origen de las deportaciones en Estados Unidos lo trascendental es saber el objetivo de las que ahora está impulsando Donad Trump, pues, sólo se tuvieron noticias de deportaciones masivas, en 1924, con la Ley de Cuotas de Inmigración, que redujo drásticamente el número de inmigrantes permitidos a ingresar al país, basándose en la nacionalidad y la raza.

En el pasado, en 2020, él igualmente adoptó políticas muy estrictas para acelerar las deportaciones de inmigrantes indocumentados, además de aplicar restricciones a los programas como DACA.

Sin embargo, muchos profesionales empiezan a interesarse por el fenómeno de las deportaciones, en especial, por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE. UU. (ICE, por sus siglas en inglés), una agencia centrada en el control para asegurar la frontera suroeste del país, combatir las organizaciones criminales transnacionales (TCOs, por sus siglas en inglés), desestabilizar el suministro de opioides que llegan a comunidades estadounidenses, y de esta manera crear un sistema de inmigración “humano y ordenado”.

La deportación de inmigrantes se produce como un proceso legal mediante el cual un gobierno obliga a una persona que está en su país sin la debida autorización o que ha violado las leyes migratorias a abandonar el territorio.

Esta acción generalmente es llevada a cabo por autoridades migratorias o de inmigración y se aplica a quienes no cumple con las normativas de residencia, tiene un estatus migratorio irregular o ha cometido ciertos delitos.

Estos delitos han sido estudiados separados del fenómeno migratorio, y merecen ser citados, aquí: terrorismo, narcotráfico, delitos de fraude, trata de personas y explotación infantil, y según el ICE, una gran variedad de amenazas nacionales e internacionales cada vez más complejas.

El alboroto de las deportaciones masivas, cuyas consecuencias se explican mejor que las causas y concausas, nos muestran que los deportados actuaron de forma voluntaria al ingreso a ese país, y ahora, se resisten a salir, activándose de inmediato los efectos del problema: separación de familia, prohibición de reingreso, impacto económico, pues ahora es una persona sin empleo, y, finalmente, el estigma social de deportado (que en República Dominicana no suelen apoyar ni dar empleos).

El Día

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