Dilemas para el PLD de la alianza PLD-FP

Rosario Espinal

Es matemática simple: a los candidatos del PLD y la Fuerza del Pueblo (FP) les iría mejor si ambos partidos van aliados en las elecciones de 2024. Hasta aquí lo obvio y la urgencia de acuerdos como el anunciado el pasado lunes. Pero hay una historia, unos números y una política que complican.

La FP es producto de una división del PLD porque Leonel Fernández quiere ser presidente nuevamente y, frustrado su deseo en las primarias de 2019 (por el algoritmo o lo que fuera), formó la FP. Para el 2024, su intención es la misma, llegar a la presidencia.

El PLD, por su parte, escogió a Abel Martínez candidato presidencial. O sea que, a nivel presidencial es muy difícil, si no imposible, una candidatura común PLD-FP.

La alianza se plantea entonces a nivel municipal y legislativo, donde también hay dificultades para determinar quién ostenta la candidatura para cada posición importante.

Actualmente, el PLD tiene más funcionarios electos municipales que la FP; por tanto, difícilmente ceda plazas donde están los suyos.

Además, en los grandes municipios que ahora controla el PRM (Distrito Nacional y Santo Domingo Este), el PLD tiene aspirantes a alcaldes competitivos; por tanto, no va a ceder esas plazas a la FP. Tampoco le interesará ceder a Santiago donde actualmente Abel es alcalde y hay un candidato escogido.

A nivel del Congreso, una parte de los legisladores de la FP (senadores y diputados) fueron electos en la boleta del PLD en el 2020 y luego se pasaron a la FP. Podría haber resistencia en el PLD para apoyarlos por la traición.

A nivel partidario, el PLD tiene una estructura más fuerte que la FP y obtuvo más votos en el 2020; por tanto, de hacer alianza municipal y legislativa, estaría contribuyendo a fortalecer un partido menor.

A nivel presidencial, el PLD tiene el desafío de forjar la candidatura nueva de Abel Martínez, mientras la FP lleva a Leonel Fernández, que fue tres veces presidente y podría colocarse más fácilmente en la segunda posición, independientemente de que haya segunda vuelta o no. Eso plantea problemas de supervivencia al PLD después de las elecciones de 2024.

He aquí entonces el mayor dilema: en una alianza PLD-FP, el PLD ganaría más posiciones municipales y legislativas, pero a riesgo de que una parte de sus funcionarios electos pasen posteriormente a la FP si Leonel Fernández queda en segundo lugar a nivel presidencial (ya ocurrió después de las elecciones de 2020 y Leonel quedó en tercero).

En el fondo, la dificultad de la alianza radica en que el PLD y la FP son competidores, no partidos complementarios, aunque tengan una historia común. Por eso una alianza entre ellos no es necesariamente como dicen: ganar, ganar.

Eventualmente, uno tendrá que derrotar al otro, y, cuando eso ocurra, la mayoría de los dirigentes y la base del perdedor se moverá hacia el triunfador.

Lo que no lograrán el PLD y la FP es fortalecerse ambos, porque su base electoral es la misma.

Tomará tiempo ver el desenlace de este proceso

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