Disputa por el agua del Río Masacre entre Haití y República Dominicana se convierte en tema desafiante

Dajabón, 1 abril – La gestión de los recursos hídricos compartidos entre Haití y República Dominicana ha generado una situación desafiante y reveladora en la isla de La Hispaniola. Este escenario se ha manifestado recientemente en el uso compartido del río Masacre, que fluye a través de ambas naciones, destacando tanto la competencia como la interdependencia entre los dos países vecinos.

El conflicto reciente comenzó cuando Haití puso en marcha un canal en el río Dajabón, conocido en Haití como Masacre, para probar su funcionamiento. Esta acción fue en respuesta a la necesidad crítica de agua para la agricultura y otros usos en Haití. Como contramedida, la República Dominicana activó el sistema de bombeo en el canal La Vigía, empleando tres bombas para asegurar su acceso al agua. Este movimiento estratégico resultó en la reducción temporal del flujo de agua hacia el lado haitiano, secando el río antes de que pudiera beneficiar a Haití.

Sin embargo, la situación no tardó en cambiar, ya que la naturaleza intervino favorablemente para ambos países, permitiendo que el agua volviera a fluir en el río y, por ende, a los canales construidos por ambos países. Esto refleja la fluctuante dinámica de la relación entre Haití y República Dominicana, donde la competencia por recursos limitados se ve mitigada por momentos de cooperación forzada por las circunstancias.

Leybi Sander, líder del sector dominicano en la gestión del río Masacre, indicó que aunque se registró una mejora con la llegada de agua limpia, la cantidad aún era insuficiente para cubrir todas las necesidades agrícolas de la República Dominicana. En respuesta, el país ha recurrido al uso de bombas instaladas por el estado para garantizar el suministro de agua.

Por su parte, Haití ha estado canalizando el agua desde el 24 de marzo para apoyar a sus agricultores, especialmente a los productores de arroz, que enfrentaban la posibilidad de perder sus cosechas. Esta medida, descrita por el ingeniero haitiano Lesnel Marcelus, fue una solución temporal para aliviar la crisis inminente de agua en el sector agrícola haitiano.

La necesidad de asegurar el suministro de agua para la agricultura llevó a la República Dominicana a implementar una estrategia de extracción de agua mediante bombas, una solución que, aunque efectiva temporalmente, evidenció la vulnerabilidad de ambos países ante la escasez de agua.

En respuesta a los desafíos presentados, Olmedo Caba, director del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos de la República Dominicana, anunció la construcción de pozos tubulares en zonas agrícolas y un plan para aumentar la producción de agua para los agricultores dominicanos. Esta iniciativa busca no solo enfrentar la actual escasez, sino también mitigar los efectos de futuras sequías.

El año pasado, la tensión por el control del agua del río Masacre escaló hasta el punto de que la República Dominicana cerró sus fronteras con Haití y solicitó la intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA), lo que resultó en una investigación legal y técnica cuyos resultados aún están pendientes.

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