El agitado mar de la historia brasileña

Sao Paulo, 1 nov (EFE).- Cuando se consumó su destitución, en 2016, Dilma Roussef hizo una advertencia a sus rivales: «El mar de la historia es agitado». El verso del poeta ruso Vladimir Maiakovsky pareció ser el prefacio de una conturbada novela política que culminó este domingo con el regreso de la izquierda al poder con Lula.

El progresista Partido de los Trabajadores (PT) consiguió recomponerse tras seis años al borde del abismo político y retomará las riendas de Brasil a partir del 1 de enero, tras la ajustada victoria del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva frente al mandatario Jair Bolsonaro.

Los seis años que pasaron entre la destitución de Rousseff y la victoria de Lula este domingo fueron un laberinto de intrigas palaciegas, maniobras políticas en los bajos fondos y escándalos de corrupción que allanaron la llegada de la ultraderecha en Brasil en las elecciones de 2018.

LA LAVA JATO, EL COMIENZO DE UN TERREMOTO EN BRASIL

Pero las turbulencias de Brasil comenzaron algunos años antes, en 2014, con la operación Lava Jato. En aquel entonces Brasil soñaba despierto con la grandeza de un Mundial de fútbol y con los Juegos Olímpicos (2016) e ignoraba por completo la magnitud del seísmo que acabaría por destruir los cimientos de la política brasileña.

Un año después, la modesta operación que comenzó investigando el blanqueo de capitales en un lavadero de automóviles de Brasilia se transformó en el mayor escándalo de corrupción de la historia de Brasil.

La Lava Jato puso contra las cuerdas a poderosos empresarios y centenas de políticos de todo el arco partidario, entre ellos Lula, quien llegó a pasar 580 días en la cárcel por una condena por corrupción que posteriormente fue anulada y cuestionada por el propio Tribunal Supremo.

EL IMPEACHMENT DE DILMA ROUSSEFF

El PT de Lula se vio duramente azotado por la Lava Jato, pero su sentencia llegó con el proceso de destitución de la ahijada política del exmandatario, Dilma Rousseff.

El proceso de destitución alzó a su entonces vicepresidente, Michel Temer (2016-2019), como jefe de Estado de Brasil y la izquierda fue entonces forzada a salir de la primera línea del terreno de juego político, mientras el país se sumía en un laberinto de crisis sin fin.

LA SALIDA DE LULA DEL JUEGO POLÍTICO Y EL ASCENSO DE BOLSONARO

Mientras el PT desvanecía, su máximo -y único- líder se enfrentaba a las garras de la Justicia. Lula sufrió entonces una doble condena: fue enviado a la cárcel por corrupción e impedido de aspirar a la Presidencia en las elecciones de 2018, las cuales concluyeron con la victoria de Bolsonaro.

El país respiraba entonces un fuerte rechazo al PT tras 13 años de Gobierno y Bolsonaro supo capitalizar el descontento de una población decepcionada con el rumbo de la economía, sumergida en su peor recesión en décadas.

Brasil, el eterno país del futuro, se había convertido en un gigante con pies de barro.

El capitán de la reserva del Ejército, que emergió impulsado por el «antipetismo», prometió liberar a Brasil de las garras del «comunismo» y recuperar los cimientos de la mayor economía de Latinoamérica con una agenda de corte liberal, pero la pandemia y su errática gestión de la misma acabaron menguando sus planes.

RESURRECCIÓN POLÍTICA DE LULA

Cuatro años después de su «entierro» político, como él mismo lo definió la víspera, Lula resucitó este domingo al ser elegido con el 50,9 % de los votos, cerca de 2 puntos porcentuales más que su rival, aupado, en parte, por el «antibolsonarismo».

Lula regresó fortalecido, despojado de cualquier condena por corrupción y como líder de un amplio frente progresista formado por diez partidos de izquierda y centroizquierda que deberán negociar con un Congreso altamente conservador.

El antiguo sindicalista se recompuso tras varios años de golpes políticos, judiciales y personales y, a sus 77 años, mostró ante una multitud la «energía del joven de 30 años» dispuesto a combatir de nuevo el hambre y la miseria.

«Las personas tienen que saber, que aunque voy a gobernar para todos, los más necesitados recibirán las políticas más influyentes de mi Gobierno», anticipó Lula.

Alba Santandreu

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