El ataque con bombas molotov a la sede del Clarín genera un fuerte repudio en Argentina

Buenos Aires, 23 nov (EFE).- Un ataque con bombas molotov perpetrado contra la sede del Grupo Clarín, el mayor conglomerado periodístico de Argentina, que no dejó víctimas ni daños materiales de importancia, fue este martes fuertemente repudiado por parte de los principales referentes políticos y las entidades periodísticas, incluida la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

En la noche del lunes, un grupo de encapuchados, aún sin identificar, atentó contra el edificio de la empresa —que tiene medios escritos, radiofónicos y televisivos— en el barrio de Barracas de Buenos Aires, un hecho que ya investiga la Justicia.

«La violencia siempre altera la convivencia democrática. Esperamos que los hechos se esclarezcan y los autores sean identificados a partir de la investigación que está en curso», expresó en Twitter el presidente argentino, el peronista Alberto Fernández.

La misma vía eligió su antecesor, el opositor Mauricio Macri (2015-2019): «El ataque a Clarín es un gravísimo intento de amedrentar al medio y a toda la prensa. Un hecho inaceptable que recuerda las prácticas violentas del pasado. Repudio la agresión y envío mi solidaridad. Que el Gobierno y la Justicia aclaren lo sucedido y detengan a los responsables».

UNA «EXPRESIÓN VIOLENTA»

Los agresores, según informó la empresa en un comunicado, arrojaron bombas incendiarias de tipo molotov sobre uno de los ingresos del edificio, entonces cerrado, un suceso que quedó registrado en video por las cámaras de seguridad.

«Lamentamos y condenamos este grave hecho que, a primera vista, aparece como una expresión violenta de intolerancia contra un medio de comunicación. Y esperamos su urgente esclarecimiento y sanción», expresó el Grupo Clarín.

En una información en el portal del propio diario Clarín se especificó que fueron al menos nueve personas las que participaron del ataque, con artefactos que impactaron sobre la acera y en la puerta, lo que provocó un principio de incendio.

«Me da la impresión que este tipo de episodios en la Argentina ya habían sido superados, uno quería creer que habíamos aprendido de nuestros errores, pero parece que no. Parece que volvemos a empezar, yo lo tomo como un síntoma muy preocupante de una situación que sigue presente», dijo a Efe Ricardo Kirschbaum, editor general del diario Clarín, tras recordar cómo —en medio de la violencia política que imperaba en el país— la sede del diario fue asaltada en 1973.

Kirschbaum señaló que, por ahora, se sabe que los agresores llegaron en motos, se cambiaron de ropa cerca del edificio (donde también se encuentra el diario) y se pusieron prendas negras.

«Hay algunas huellas dactilares en uno de los artefactos que no estallaron, y hasta ahora no se ha comprobado que la huella esté en la base de datos de Argentina. Una de las posibilidades es que sea algún extranjero», agregó el editor, que destacó que el ataque haya recibido el repudio generalizado de la oposición y del Gobierno.

Fuentes del Ministerio de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires señalaron a esta agencia que se están revisando las cámaras de la ciudad que captan el recorrido de esas personas para identificar a la banda y sus movimientos.

CONDENA DE LA SIP

La SIP señaló que se trata de un «atentado violento que busca amedrentar y constituye una grave violación a la libertad de prensa» y llamó a que a la mayor brevedad las autoridades cumplan con su deber de «investigar, señalar y llevar ante los tribunales a los instigadores».

También la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa) y el Foro de Periodismo Argentino (Fopea) exigieron el esclarecimiento y la sanción a sus responsables.

«Fopea advierte sobre la gravedad de los hechos ocurridos, que se suman al ataque que en marzo de este año sufrió la redacción del diario Río Negro, y exige a la Justicia una profunda investigación y condena de los responsables del flagrante atentado a la libertad de prensa», enfatizó ese organismo.

«Cuando la prédica constante es que los diarios y periodistas son los responsables de lo que ocurre en una sociedad, a partir de ahí cualquiera puede tomar ese mensaje como un facilitador para actuar», lamentó Kirschbaum, convencido de que no se trató de un hecho al azar, sino de una agresión para «atacar a lo que no se controla».

El grupo Clarín y el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), actual vicepresidenta, mantuvieron un enfrentamiento principalmente por la aprobación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

En marzo pasado, Alberto Fernández, que fue jefe de gabinete de Néstor Kirchner (2003-2007) y del comienzo del mandato de Cristina Fernández, fue muy cuestionado por las entidades periodísticas al decir que muchos periodistas debían advertir el «daño» que hacen, que esconden intereses detrás de la “objetividad” y montan —según deslizó— campañas para presionar al Gobierno.

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